Esas perfectas imperfecciones

Algo que tenemos en común la mayoría de las mujeres de 40 y más es que somos muy exigentes con nosotras mismas.  Tendemos a juzgarnos por todo eso que consideramos “nuestros defectos”.

Criticamos nuestra apariencia física al compararnos con otras mujeres “¡es que por qué no tengo el perfecto cabello de Jennifer Aniston!” nos decimos cada mañana al arreglarnos, y también somos muy duras al calificar nuestra personalidad “¡soy demasiado aprensiva y últimamente me enojo por todo!”, nos quejamos con nuestras amigas durante el cafecito.

Olvidamos que todo eso que consideramos nuestras fallas, son en realidad las oportunidades que la vida nos regala para aceptarnos por lo que somos y también para cambiar lo que no nos gusta y transformarnos en la mujer que deseamos ser.

Esas “imperfecciones” son en realidad perfectas, ya que nos recuerdan que estamos vivas y que somos únicas.

Como bien lo dice la bella mujer que habla en el video que comparto con ustedes hoy al recordar a su difunto esposo:  el amar esas pequeñas imperfecciones en nosotros y los que nos rodean es lo que hace que cualquier relación sea perfectamente bella.

10 comentarios en “Esas perfectas imperfecciones”

  1. Tenemos que asumir el paso de los años,.trabajar en nuestro mundo interior y no permitir nunca que nadie nos te baje la autoestima, tenemos que amarnos valorarnos, de la forma que nosotras nos miremos así nos miraran las otras personas, tenemos que mirarnos con los ojos que Dios nos mira. un abrazo mujeres bellas!!!!!!!!!

  2. Excelente!!!

    El secreto de la belleza de la mujer madura, radica en saber aceptar con dignidad el paso (o el peso?) de los años… Nada más ridículo que una mujer madura vistiendo ropas que compiten con las de sus hijas o sobrinas y muchas veces hasta de sus nietas.. No quiere esto decir que si tienes una bonita figura no la luzcas, al contrario, resáltala, pero con la ropa adecuada.

    Gracias!

  3. Adoro mis defectos, porque ellos me recuerdan que soy humana y como tal debo aprender a convivir con los demás.

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