¿Vivir o sobrevivir?

“La muerte está tan segura de su victoria, que nos da toda una vida de ventaja”, dice un dicho popular.

Porque en esta vida solamente hay dos cosas ciertas: que un día nacimos y que un día esta experiencia va a terminar.  No sabemos cuándo ni dónde, pero sabemos con certeza que eso sucederá en algún momento.

Lo que decidimos ser y hacer entre esos dos eventos es totalmente nuestra decisión.

Nosotras podemos decidir si queremos pasar una vida viviendo o simplemente sobreviviendo. Si preferimos usar nuestro tiempo en esta Tierra para descubrir quienes somos realmente y compartir esa experiencia con los demás, o si alternativamente tomamos la ruta del jugar a que esta vida se trata de sufrimiento y separación.

Lo cierto es que nuestro tiempo para jugar y experimentar en esta vida es limitado, y como bien dice Jeffrey Davis en esta reflexión que comparto con ustedes hoy, es decisión de cada uno como mantiene la perspectiva sobre sus prioridades mientras la existencia nos da la oportunidad de SER y estar aquí.

Espero que la reflexión les guste y las ponga a pensar tanto como a mí…

Las mil canicas

Por: Jeffrey Davis

Cuanto más envejezco, más disfruto de las mañanas del sábado.

Tal vez es la quieta soledad que viene por ser el primero en levantarse o quizá el increíble gozo de no tener que ir al trabajo.  De todas maneras, las primeras horas de un sábado son en extremo deliciosas.

Hace unas cuantas semanas, me dirigía hacia mi equipo de radio-aficionado, con una humeante taza de café en una mano y el periódico en la otra. Lo que comenzó como una típica mañana de sábado, se convirtió en una de esas lecciones que la vida parece darnos de vez en cuando. Déjenme contarles…

Sintonicé mi equipo de radio en banda de 20 metros, para entrar en una red de intercambio de sábado en la mañana.

Después de un rato, me tope con un compañero que sonaba un tanto mayor, con buena señal y voz. Pueden imaginarse al tipo, sonaba como si estuviese en el negocio de las comunicaciones. Él le estaba diciendo a quien estuviese conversando con el algo acerca de “las mil canicas”.

Quedé intrigado y me detuve para escuchar con atención lo que tenía que decir:

“Bueno, Tom, de veras que parece que estás ocupado con tu trabajo. Estoy seguro que te pagan bien, pero es una lástima que tengas que estar fuera de casa y lejos de tu familia tanto tiempo. Es difícil imaginar que un hombre joven tenga que trabajar 60 o 70 horas a la semana para sobrevivir. ¡Qué triste que te perdieras la presentación teatral de tu hija!”

Continuó:

“Déjame decirte algo, Tom, algo que me ha ayudado a mantener una buena perspectiva sobre mis prioridades.”

Y entonces fue cuando empezó a explicar su teoría sobre las “mil canicas”.

“Mira, me senté un día e hice algo de aritmética. La persona promedio vive unos 75 años, algunos viven más y otros menos, pero en promedio, la gente vive unos 75 años.”

“Entonces multipliqué 75 años por 52 semanas por año y obtuve 3,900 que es el número de sábados que, la persona promedio habrá de tener en toda su vida.  No te distraigas y sígueme, Tom, que voy a la parte importante.”

“Me tomó hasta que casi tenía 55 años pensar todo esto en detalle”, continuó, “Y para ese entonces, ¡ya había vivido más de 2,800 sábados!”

“Me puse a pensar que si llegaba a los 75, solo me quedaban 1000 sábados más que disfrutar. Así que fui a una juguetería y compré todas las canicas que tenían.  Tuve que visitar tres tiendas para obtener 1000 canicas. Las llevé a casa y las puse en una fuente de cristal transparente, junto a mi equipo de radio aficionado.  Cada sábado a partir de entonces, tomé una canica y la he tirado.”

“Descubrí que al observar como disminuían las canicas, me enfocaba más sobre las cosas verdaderamente importantes en la vida. No hay nada como ver cómo se te agota tu tiempo en la tierra, para ajustar y adaptar tus prioridades en la vida.”

“Ahora déjame decirte una última cosa antes que nos despidamos y lleve a mi bella esposa a desayunar. Esta mañana, saqué la última canica de la fuente de cristal y entonces me di cuenta de que si vivo hasta el próximo sábado me habrá sido dado un poquito más de tiempo de vida, y si hay algo que todos podemos usar es un poco más de tiempo”

“Me gustó conversar contigo, Tom, espero que puedas estar más tiempo con tu familia y espero volver a encontrarnos aquí en la banda.  Hasta pronto, se despide “el hombre de 75 años”, cambio y fuera, ¡Buen día!.”

Uno podría haber oído un alfiler caer al suelo en la banda cuando este amigo se desconectó. Creo que nos dio a todos, bastante para pensar.

Yo había planeado trabajar en la antena aquella mañana y luego iba a reunirme con unos cuantos radio aficionados para preparar la nueva circular del club.

En vez de aquello, desperté a mi esposa con un beso, “vamos querida, te quiero llevar con los chicos a desayunar afuera”. –

“¿Qué pasa?” preguntó sorprendida.

“Nada, es que no hemos pasado un sábado juntos con los chicos en mucho tiempo. Por cierto, ¿podemos parar en la juguetería a mientras estamos fuera? Necesito comprar algunas canicas…”

12 comentarios en “¿Vivir o sobrevivir?”

  1. en verdad que la vida nos enseña muchas cosas y hay ulgunas que no tomamos en cuenta hasta que ya es demociado tarde

  2. Gracias por compartirnos esta hermosa y motivadora historia, como siempre nos tocan el punto exacto, para que reflexionemos en como estamos llevando nuestras vidas.

  3. Gracias por compartirnos ésta historia para hacernos reflexionar, hay que darle importancia a las cosas que realmente son importantes. Hay que trabajar para vivir no vivir para trabajar. Aún me quedan canicas así que hay esperanza.

  4. gracias por tan hermosa pero sobre todo oportuna reflexiòn, es una tarea a seguir y lograr verdaderamente el vivir y no el sobrevivir… comprare mis canicas…

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