Un abogado insiste que las mujeres son mejores que los hombres

Siempre he pensado que el hábito de compararnos con los demás no es algo que nos sirva para crecer como personas.  La única persona con la que es útil compararnos es con  nosotras mismas, y eso cuando es con el propósito de crear una mejor versión de lo que somos día con día.

Pero dicho esto debo confesar que cuando me enteré de lo que se trata el libro que acaba de publicar Dan Abrams no pude resistir la tentación de compartirlo con ustedes en este espacio de 40ymas.com. Dan Abrams insiste en que las mujeres somos mejores que los hombres.

En su entretenido  libro Abrams simplemente se dedica a presentar hechos. Usando diversos estudios como pruebas, el carismático abogado presenta su caso insistiendo en que las mujeres somos mejores que los hombres en muchísimas áreas.  El larguísimo título de su libro lo dice casi todo: ”El hombre decaído: prueba más allá de toda duda razonable de que las mujeres son mejores policías, conductores, jugadoras, espías, líderes mundiales, catadores de cerveza, inversionistas y casi todo lo demás.”

A la mayoría de las mujeres esto no nos sorprende.  Lo que nos sorprende quizá es el hecho de que sea un hombre el que publique un libro que parece poner las cosas finalmente en claro.  Que sea un hombre el que nos recuerde que como mujeres tenemos la capacidad de sobresalir en TODO lo que deseamos y que merecemos un trato igualitario en el ámbito social y laboral.

Mejores estudiantes, mejores doctores, mejores dentistas, mejores manejando inversiones, ¡mejores hasta en evitar que nos parta un rayo! (aparentemente el 82% de las personas a las que les cae un rayo encima son hombres).

Por supuesto que existen estudios que comprueban que los hombres son mejores atletas que nosotras, se estacionan mejor, ven mejor objetos distantes y saben leer mapas más efectivamente.  Existen estudios que dicen que los hombres tratan a sus amigos mejor que como las mujeres tratamos a nuestras amigas. ¿Será?

Finalmente, lo importante no es quien es mejor que quien.  Sino que tanto hombres como mujeres aprendamos a reconocer y a aceptar tanto nuestras diferencias como similitudes.  Que las valoremos, las respetemos y sobre todo que las disfrutemos.

Porque a fin de cuentas a eso venimos a este mundo: ¡a disfrutar y no a competir!

¡Feliz 14 de febrero!

Para celebrar este día del amor y la amistad decidí seguir la tradición del Día de San Valentín del año pasado con un video “sorpresa” en el que las protagonistas son nada más y nada menos que USTEDES ¡las amigas de 40ymas.com!

Un video con el que celebramos juntas la amistad y el amor verdadero: ese amor que es libre, generoso, compasivo y sobre todo auténtico.

Este video fue creado con mucho cariño y respeto por cada una de ustedes, las casi 38 mil mujeres maravillosas que hacen que éste sea un espacio único y muy especial.

Cómo no es posible técnicamente incluirlas a todas, la elección de las fotografías fue hecha al azar.  Así es que si no te encuentras en el video, por favor no te desalientes ya que seguramente encontraras en él a alguna de tus amigas de 40ymás con las que en algun momento has intercambiado comentarios, anécdotas y experiencias de vida.

Las invito a que todas juntas sigamos sonriendo, compartiendo, creciendo como mujeres, haciendo nuevas amistades, amándonos mucho a nosotras mismas y disfrutando plenamente de la vida.

¡Y les deseo de corazón que el amor verdadero reine en sus vidas SIEMPRE!

Visita 40ymasTV para ver éste y todos los videos de 40ymas.com.

Elogio a las mujeres de hoy

Hay un pensamiento del escritor y periodista colombiano Héctor Abad sobre las mujeres de hoy que ha hecho las rondas por internet durante los últimos años.

Como todo elogio recibido del sexo opuesto me gusta. Me gusta porque dice las cosas simplemente como son.

Aun si ya lo leíste anteriormente te invito a leerlo en el espacio y el sentimiento del Año Nuevo, en donde comenzamos un nuevo ciclo como mujeres nuevas, o como dice el Sr. Abad: “como estas nuevas mujeres…”

Mujeres bravas

por Héctor Abad

Estas nuevas mujeres, si uno logra amarrar y poner bajo control al burro machista que llevamos dentro, son las mejores parejas.

A los hombres machistas, que somos como el 96 por ciento de la población masculina, nos molestan las mujeres de carácter áspero, duro, decidido. Tenemos palabras denigrantes para designarlas: arpías, brujas, viejas, traumadas, solteronas, amargadas, marimachas, etc.  En realidad, les tenemos miedo y no vemos la hora de hacerles pagar muy caro su desafío al poder masculino que hasta hace poco habíamos detentado sin cuestionamientos. A esos machistas incorregibles que somos, machistas ancestrales por cultura y por herencia, nos molestan instintivamente esas fieras que en vez de someterse a nuestra voluntad, atacan y se defienden.

La hembra con la que soñamos, un sueño moldeado por siglos de prepotencia y por genes de bestias (todavía infrahumanos), consiste en una pareja joven y mansa, dulce y sumisa, siempre con una sonrisa de condescendencia en la boca. Una mujer bonita que no discuta, que sea simpática y diga frases amables, que jamás reclame, que abra la boca solamente para ser correcta, elogiar nuestros actos y celebrarnos bobadas. Que use las manos para la caricia, para tener la casa impecable, hacer buenos platos, servir bien los tragos y acomodar las flores en floreros. Este ideal, que las revistas de moda nos confirman, puede identificarse con una especie de modelito de las que salen por televisión, al final de los noticieros, siempre a un milímetro de quedar en bola, con curvas increíbles (te mandan besos y abrazos, aunque no te conozcan), siempre a tu entera disposición, en apariencia como si nos dijeran “no más usted me avisa y yo le abro las piernas”, siempre como dispuestas a un vertiginoso desahogo de líquidos seminales, entre gritos ridículos del hombre (no de ellas, que requieren más tiempo y se quedan a medias).

A los machistas jóvenes y viejos nos ponen en jaque estas nuevas mujeres, las mujeres de verdad, las que no se someten y protestan y por eso seguimos soñando, más bien, con jovencitas perfectas que lo den fácil y no pongan problema. Porque estas mujeres nuevas exigen, piden, dan, se meten, regañan, contradicen, hablan y sólo se desnudan si les da la gana. Estas mujeres nuevas no se dejan dar órdenes, ni podemos dejarlas plantadas, o tiradas, o arrinconadas, en silencio y de ser posible en roles subordinados y en puestos subalternos. Las mujeres nuevas estudian más, saben más, tienen más disciplina, más iniciativa y quizá por eso mismo les queda más difícil conseguir pareja, pues todos los machistas les tememos. haz clic aquí para seguir leyendo

Decir adiós

A tan solo unos días de que se acabe el año es un buen momento de hacer una pequeña pausa en nuestro ocupado calendario de eventos sociales para reflexionar sobre lo que este momento significa para cada una de nosotras.

Estamos en un momento de transición entre dos ciclos de nuestra vida. Entre el año que termina y el que comienza.  Es momento de decir adiós a una etapa y darle la bienvenida a otra, y esto no tiene porque ser un simple cambiar de hoja en el calendario: ¡es una buena oportunidad de analizar que es todo aquello que ya no nos sirve en nuestra vida para hacerle espacio a lo nuevo!

Y no, no estoy refiriéndome a decirle adiós al contenido de tu armario para hacerle espacio a los regalos que recibiste esta Navidad. Aunque, sí, ¡para algunas de nosotras esa quizá también sería una buena idea!

Me estoy refiriendo a darle finalmente cierre a esas relaciones y situaciones que no nos ayudan a SER quienes somos, que nos hacen sentirnos infelices y que, precisamente por eso, probablemente no las necesitamos.

En mi opinión, cuando le damos nuestro amor y aceptación incondicional a alguien, le estamos dando un regalo maravilloso. Pero si la otra persona decide usar o no ese regalo para crecer en amor es algo sobre lo cual nosotras no tenemos control alguno.

Y hay que ser realistas. Cuando alguien te da una cachetada en la cara tienes dos opciones: poner la otra mejilla o retirarte.

Yo pasé muchos años de mi vida poniendo la otra mejilla hasta que me di cuenta que es más fácil, más seguro y más sano amar a ciertas personas a la distancia. Fue hasta que aprendí a amarme y respetarme a mi misma lo suficiente que comprendí que no importa que tan amorosa y buena sea con una persona, si esa persona no tiene la capacidad de recibir ese regalo con consideración y amor, entonces es mejor amarla o amarlo de lejos.

Este es un mundo maravilloso y hay muchas personas maravillosas en él.  Pero también existen aquellos que ven la vida como una serie de problemas sin fin, y somos nosotras las que tenemos la opción de elegir cuánto del dolor y del drama de su “complicada” vida queremos hacer parte de la nuestra.

Por eso, en estas últimas horas del 2010 te invito a reflexionar si existe alguna situación o relación en tu vida a la cual deseas decir adiós junto con el año viejo, y a sentirte agradecida por esas situaciones y relaciones que te llenan de gozo y amor.

¡Feliz Año Nuevo!