La paz es el camino

Guerra en Irak, guerra en Afganistán, guerra en Palestina, guerra en Sudán, guerra en Libia. Estamos tan acostumbradas a ser bombardeadas con noticias de estos, y otros, conflictos que a veces es fácil olvidar que son eventos en los que miles de personas se ven tristemente afectadas cada día.

Es fácil olvidar que la alternativa a la guerra es eso que todos deseamos como si fuera algo inalcanzable, algo imposible, algo que no está en nuestras manos lograr: LA PAZ.

Hemos olvidado que la paz es responsabilidad de cada uno de nosotros.  Hemos olvidado que somos parte de un TODO, y que para que ese todo viva en PAZ debemos comenzar por encontrar la paz en nosotras mismas.

Nuestra experiencia exterior es un reflejo de nuestra experiencia interior.  Si no logramos vivir en PAZ con nosotras mismas, ¿cómo podemos esperar que haya paz a nuestro alrededor?  Si nuestro corazón es una zona de guerra, ¿cómo podemos exigir que nuestro país lata al son de la PAZ?

Por eso, hoy que se celebra el trigésimo Día Internacional de la Paz, un día que las Naciones Unidas han declarado dedicado a fortalecer los ideales de la paz, tanto en el seno de todos los pueblos y naciones como entre ellos, te invito a reflexionar sobre tu propia PAZ interior.

Cómo dice el maravilloso anuncio de cine del publicista brasileño Washington Olivetto  (del cual comparto hoy con ustedes una traducción al español) todo es cuestión de llevar tu propia PAZ a tu mundo exterior, ya que ¡mientras más usas tu PAZ, más PAZ llegará a tu vida!

Tan sencillo como eso…

Ámate mujer

Es fácil decirlo.  Pero como dicen por ahí “del dicho al hecho hay un buen trecho”.  Nos queremos mucho, sí, pero a veces se nos olvida lo que realmente significa el amarnos a nosotras mismas.

Amarse a sí misma no significa ser egoísta; sino reconocer que para poder compartir nuestro amor con los demás es necesario antes que nada sentir mucho amor dentro de nosotras.

Amarse a sí misma no significa dejar a un lado nuestras responsabilidades hacia los demás; sino aceptar que nosotras somos responsables de nuestra propia vida y felicidad, para entonces así poder ayudar a nuestros seres queridos a ser felices.

Amarse a sí misma no significa que estamos separadas de quienes nos rodean; sino, muy al contrario, es el primer paso en el proceso de aceptación de que somos parte de un todo y que para que ese TODO sea dichoso, cada una de sus partes tiene que serlo.

Todo es cuestión de elegir lo que queremos SER.

Por eso hoy te invito a reflexionar sobre tu amor por ti misma y a ver un video que hice basado en una presentación de PowerPoint que está haciendo las rondas por internet.

Desconozco quien es el autor o autora del texto.  Un texto que resume tan bien y en tan pocas palabras el significado de amarnos a nosotras mismas.

¡Espero que te guste!

Visita 40ymasTV para ver éste y todos los videos de 40ymas.com

Aprende a decir que NO

Tienes una semana ocupadísima.  Entre la familia, el trabajo y compromisos sociales tu agenda esta hasta el tope.  De repente un amigo te pide que le ayudes a hacer algo por lo cual no te va a pagar y que sabes que te va a llevar más tiempo del que tienes disponible. ¿Qué haces?

Estas a punto de mudarte de casa.  Tienes muchos gastos entre la mudanza y la inscripción a una nueva escuela para tus hijos.  Tu mejor amiga (o tu novio, o tu prima…) te cuenta que debe pagar algo urgentemente pero que no tiene dinero hasta dentro de una semana y te pide un préstamo.  ¿Qué haces?

Seguramente tu respuesta instantánea a las dos preguntas fue “le diría que no puedo”. Pero, piénsalo bien, ¿es eso lo que en realidad harías?  Estamos hablando de favores a personas que amas, cercanas a ti, de tu círculo más íntimo.

¿Les dirías que NO o harías a un lado tus propias necesidades por ayudarlos?

La mayoría de las mujeres simplemente no sabemos decir que NO.  Sentimos que decir que no a alguien que queremos es negarles nuestro amor.  Creemos que el decir que no es lo mismo que traicionar la relación.  Simple y sencillamente no soportamos el ver que una persona querida no tenga lo que desea cuando nosotras podríamos dárselo.

El problema es que en el proceso de darlo nos olvidamos de nosotras mismas.  Ya sé que siempre he dicho que en el DAR esta el RECIBIR, pero antes de dar a los demás debemos comenzar por darnos a nosotras mismas.

  • Da tiempo cuando tengas suficiente tiempo para ti misma
  • Da dinero cuando tengas suficiente dinero para ti misma
  • Da amor cuando tengas suficiente amor para ti misma

Debemos aprender a poner nuestros propios límites, a saber decir “hasta ahí y basta”, a reconocer en donde terminan nuestras necesidades y comienzan las de los demás.  A discernir sobre cuándo y a quien debemos dar Y A QUIEN NO.

Recuerda que si a alguien le disgusta que no hagas, o no des, lo que él quiere, el sentimiento de disgusto es suyo, así que ¡no lo hagas tuyo!  No permitas que nadie te haga chantaje por qué decides no dar o hacer algo con frases como: “rompiste tu promesa”, “nunca pensé que hicieras algo así”, “no eres una buena amiga”, “yo lo haría por ti.”

Agradezcamos la oportunidad que la vida nos da de hacer algo por los demás, pero cuando sea necesario decir que NO, sepamos decirlo con gentileza y firmeza a la vez.  Como toda mujer que respeta sus límites y exige que los otros los respeten también.

Recupera tu poder

Últimamente alguien me dijo que se sentía “decepcionado” de mí.   La verdad es que durante muchos años comentarios así me hacían sentir terriblemente mal, sin importar quién me los dijera.

Lo que pasaba es que, hasta que cumplí los 40 años, me dediqué a entregar mi poder a las personas que formaban parte de mi vida, permitiéndoles que afectaran mis sentimientos así como así.  Obviamente yo no hacía esto de manera consciente, pero vivía mi vida esforzándome por complacer a todas las personas de mi entorno.  Me la pasaba intentando evitar el decepcionar a alguien, y en el intento me olvidé de mi misma y de mi propio poder.

¿Por qué regalamos nuestro poder a los demás?

Como mujer de 40 y más, me he dado cuenta de que antes me pasaba dándole mi poder a los demás, permitiéndoles que hicieran de mi lo que quisieran. Ninguna de esas personas eran malas, claro que no, algunos ni siquiera sabían que yo les había entregado mi poder. Otras veces, simplemente entregue mi poder a alguien intentando no decepcionarlo al convertirme en esa persona que yo pensaba que EL esperaba que yo fuera.

Pero esa fue mi responsabilidad y solo mía.  YO fui quien entrego mi poder a otros. Yo solita. Nadie me obligó.

¿Cómo puedes recuperar tu poder?

La única manera de SER quien TU deseas ser en esta vida es recuperando tu poder como mujer y siguiendo tu verdad.  Esto puede ser una labor muy ardua para algunas y muy fácil para otras. Pero antes que nada es necesario reconocer que hemos dado nuestro poder a otra u otras personas.

Le damos nuestro poder a nuestro jefe cuando nos preocupamos si nuestras acciones nos van a costar a nuestro empleo; en lugar de simplemente dar lo mejor de nosotras mismas, dispuestas a aprender y sin permitir que el mal carácter o la mala disposición de los demás nos afecte.

Le damos nuestro poder a nuestros seres queridos todo el tiempo: “Sería una gran escritora, si tan sólo mi pareja me apoyara”, “Estoy tratando de comer más saludablemente, pero él no deja de traer a casa comida chatarra.” ¿En serio? ¿Esas personas tienen TANTA influencia sobre nosotras que les hemos dado el poder de decidir nuestras acciones y nuestros resultados?

Recuperar el poder es decisión de cada una de nosotras.  Si te cuesta trabajo confiar en ti misma para en manejar tu propio poder, y eres creyente, entonces intenta por lo menos dejarlo en manos de tu Dios (cualquiera que éste sea).

¿Y la decepción?

Recuerda que “decepción” no es más que un sinónimo de “no estás haciendo lo que yo quiero que hagas”.  Esto quiere decir que la decepción NO te pertenece.  Le pertenece a la otra persona que tiene sus propias expectativas sobre ti.  Expectativas que NO son tuyas cuando tú te encuentras en control de TU poder y sabes lo que quieres SER.

Esa persona que estaba decepcionada de mí tenía sus razones para estarlo. Yo había elegido hacer algo que era contrario a lo que el quería que yo hiciera. Y la verdad es que últimamente he decepcionado a muchos. Con esto no me refiero a hacerle daño a nadie, sino que en el proceso de recuperar mi poder me estoy dedicando a hacer las cosas que yo sé que me van a ayudar a crecer en mi vida personal, espiritual y profesional.  Y eso no siempre es del agrado de los demás.

¿Y tú? ¿Ya sabes quién tiene TU poder? ¿Estás lista para recuperarlo?