Los que no merecen ser mencionados

Los que no merecen ser mencionados

Hace unos días se llevó a cabo una masacre sin precedentes por un hombre que abrió fuego en dos mezquitas de Christchurch, un tranquilo pueblo de Nueva Zelanda. El último recuento de víctimas era de 50 fallecidos y más de 30 heridos que permanecen hospitalizados.

A partir de este triste evento, la primera ministra de ese país, Jacinda Arden, dio un gran ejemplo de liderazgo femenino al afirmar que jamás mencionará el nombre del autor de la matanza: “no le daremos nada, ni siquiera su nombre”, dijo la mandataria.

Su decisión me parece admirable y totalmente alineada con la de una mujer digna. Una mujer que sabe perfectamente que la persona que decidió cometer un crimen de tal magnitud no merece recibir reconocimiento alguno, mientras que las víctimas si merecen ser recordadas.

Y esto es de muchas maneras aplicable a nuestras propias experiencias de vida.

Tu “Christchurch” personal puede tomar diferentes formas: desde una relación abusiva, o un jefe ofensivo, o un compañero de trabajo grosero, o cualquier persona de la que sientas que estas recibiendo una agresión.

Lo más indicado en todas estas circunstancias es darte tu lugar y alejarte de esa persona, pero evidentemente no siempre es posible hacerlo inmediatamente. A veces toma algo de tiempo formalizar una separación o cambiar de trabajo, por ejemplo.

Lo que si puedes hacer, mientras te deslindas de la situación, es quitarle el poder a la persona que te está lastimando. ¿Cómo? Enfocándote en tu propia sanación, en tu propio desarrollo y crecimiento mientras dejas de pensar en tu agresor.

No mencionar o no darle importancia a esa persona no la va a hacer desaparecer, pero te va a ayudar a poner toda tu energía en la persona que más merece ser feliz: ¡TU!

40ymas el Libro

5 cosas que una mujer empoderada no tolera

Mujere empoderada

En este espacio he hablado muchas veces sobre el empoderamiento de la mujer y su significado.

Recordemos juntas que una mujer empoderada no es lo mismo que una mujer agresiva que usa su poder sobre el de los demás. Una mujer empoderada es la que sabe lo que PUEDE hacer con su vida y lo hace, y no se queda atorada en lo que DEBE hacer con su vida.

Y cuando una mujer se empodera, la realidad es que se nota a leguas. No solo por lo que acepta en su vida, sino por lo que simple y sencillamente no tolera.

Estas son cinco cosas que, cuando una mujer reconoce su poder, no permite que sucedan en su vida:

  1. Falta de respeto: una mujer empoderada reconoce su valor, es digna y nunca se conforma con menos de lo que merece. Humillarla es la forma más rápida y directa de que te saque de su vida.
  2. Romper tu palabra: la mujer empoderada es, antes que nada, integra y fiel a su palabra y detesta a las personas que no cumplen con lo acordado.
  3. Ser controlada: la independencia es muy importante para la mujer empoderada, y si ella siente un mínimo dejo de co-dependencia, se alejará sin chistar. La mujer empoderada necesita su libertad para ser quien verdaderamente es.
  4. Excusas y mentiras: si cometes un error, la mujer empoderada te perdonará sin problema; pero no le digas mentiras o inventes excusas ridículas porque sin duda se dará cuenta y te mandará muy lejos.
  5. Abuso emocional: las mujeres empoderadas son fuertes e inteligentes, y cuando se encuentran en una situación donde sus emociones son manipuladas no tienen problema en hacer escuchar su voz.

Y tú, amiga de 40ymás, ¿te reconoces como una mujer empoderada?

Si tu respuesta es que sí, ¡felicidades! Y si sientes que tienes algo que trabajar todavía para sentirte plena y empoderada, recuerda que en este espacio comparto regularmente herramientas que te pueden ayudar a convertirte en la mujer que deseas ser.

El precio de ser digna

La dignidad es uno de los temas que cubrí extensamente en el libro 40YMÁS y que más a menudo surge en las conversaciones que tengo con otras mujeres de nuestra edad.

Una mujer digna es la que se valora a sí misma y se da su lugar frente a los demás sin importar las consecuencias. Hasta ahí la teoría creo que resuena con todas nosotras; pero ya en la práctica es quizá una de las cosas en las que más flaqueamos.

No es poco común que muchas mujeres de más de 40 nos encontremos en una relación disfuncional o que, después de muchos años, estemos nuevamente solteras después de un divorcio o separación. Y el estar en cualquiera de estas situaciones puede generar un sentimiento muy fuerte de soledad.

La soledad, si no aprendemos a vivir con ella y disfrutarla, puede no ser una buena consejera. Es precisamente cuando nos sentimos solas que nos volvemos vulnerables a situaciones en las cuales, por evitar el sentimiento, dejamos nuestra dignidad de lado.

Son muchos los ejemplos de mujeres fuertes y empoderadas que deciden entrar en relaciones tóxicas, con hombres que no les dan ni pueden ofrecer lo que se merecen porque están casados, o porque tienen una forma distinta de ver la vida, simplemente porque creen que si no lo hacen terminaran pasando “el resto de sus días” solas.

Igualmente, muchas mujeres se involucran en situaciones denigrantes en su entorno laboral, pensando que es la única manera de mantener un trabajo; o en una situación familiar, pensando que si no lo hacen pueden quedarse solas.

La dignidad, en realidad, es un reflejo de nuestra relación con nosotras mismas y del respeto que nos tenemos. Por eso es bueno a veces hacer una pausa para reflexionar si en cada momento estas recibiendo el respeto que mereces de los demás, y sobre todo de TI MISMA.

Y si la respuesta es NO, quizá sea tiempo de dejar ir lo que no te permite hacerlo.

40ymas el Libro

El secreto para crecer como persona

En el proceso de conocernos mejor a nosotras mismas, crecer como personas y conectarnos con nuestra verdad, muchas mujeres de 40 y más hemos probado casi de todo. Desde meditar, hacer yoga, practicar una religión, atender retiros espirituales, leer libros de gurús y expertos en superación personal, hasta hacer cursos sobre astrología o numerología.

Todo esto está perfectamente bien si sientes que te ayuda a apagar tu mente del ruido externo y a escuchar mejor los deseos de tu corazón. Si te ayuda a fomentar la reflexión y a vivir de una manera más abierta y consciente de que es lo que realmente estás haciendo y siendo en este mundo.

Pero la realidad es que tu verdadero crecimiento como mujer nunca va a suceder cuando estas en ese espacio de paz total. Donde realmente te enfrentaras con la verdadera TÚ es en los momentos en que algo te altere.

Tu YO molesto, tu YO enojado, tu YO frustrado es probablemente un estado más frecuente que tu YO meditativo. Es muy común en la sociedad actual que un embotellamiento de tráfico, una noticia en la radio, un comentario fuera de lugar, o hasta leer un tweet o un post en Facebook nos altere la paz de un segundo al otro.

Es en esos momentos difíciles donde tenemos la verdadera oportunidad de crecer. Cuando estamos en proceso de actuar de la misma manera que hacemos siempre a un estímulo externo que nos molesta – con agresividad, enojo o frustración – y en lugar de reaccionar decidimos responder de una manera diferente, es exactamente en ese momento en que verdaderamente logramos dar un paso hacia la mujer que todas deseamos ser: una mejor versión de nosotras mismas.

Mi invitación es simple: la próxima vez que suceda algo que no te guste, recuerda que tienes frente a ti una fantástica oportunidad de crecimiento personal y de demostrarte a ti misma que tú tienes el poder de decidir si reaccionas como siempre lo has hecho o si creas una nueva situación a partir de tu respuesta.