5 cosas que una mujer empoderada no tolera

Mujere empoderada

En este espacio he hablado muchas veces sobre el empoderamiento de la mujer y su significado.

Recordemos juntas que una mujer empoderada no es lo mismo que una mujer agresiva que usa su poder sobre el de los demás. Una mujer empoderada es la que sabe lo que PUEDE hacer con su vida y lo hace, y no se queda atorada en lo que DEBE hacer con su vida.

Y cuando una mujer se empodera, la realidad es que se nota a leguas. No solo por lo que acepta en su vida, sino por lo que simple y sencillamente no tolera.

Estas son cinco cosas que, cuando una mujer reconoce su poder, no permite que sucedan en su vida:

  1. Falta de respeto: una mujer empoderada reconoce su valor, es digna y nunca se conforma con menos de lo que merece. Humillarla es la forma más rápida y directa de que te saque de su vida.
  2. Romper tu palabra: la mujer empoderada es, antes que nada, integra y fiel a su palabra y detesta a las personas que no cumplen con lo acordado.
  3. Ser controlada: la independencia es muy importante para la mujer empoderada, y si ella siente un mínimo dejo de co-dependencia, se alejará sin chistar. La mujer empoderada necesita su libertad para ser quien verdaderamente es.
  4. Excusas y mentiras: si cometes un error, la mujer empoderada te perdonará sin problema; pero no le digas mentiras o inventes excusas ridículas porque sin duda se dará cuenta y te mandará muy lejos.
  5. Abuso emocional: las mujeres empoderadas son fuertes e inteligentes, y cuando se encuentran en una situación donde sus emociones son manipuladas no tienen problema en hacer escuchar su voz.

Y tú, amiga de 40ymás, ¿te reconoces como una mujer empoderada?

Si tu respuesta es que sí, ¡felicidades! Y si sientes que tienes algo que trabajar todavía para sentirte plena y empoderada, recuerda que en este espacio comparto regularmente herramientas que te pueden ayudar a convertirte en la mujer que deseas ser.

El precio de ser digna

La dignidad es uno de los temas que cubrí extensamente en el libro 40YMÁS y que más a menudo surge en las conversaciones que tengo con otras mujeres de nuestra edad.

Una mujer digna es la que se valora a sí misma y se da su lugar frente a los demás sin importar las consecuencias. Hasta ahí la teoría creo que resuena con todas nosotras; pero ya en la práctica es quizá una de las cosas en las que más flaqueamos.

No es poco común que muchas mujeres de más de 40 nos encontremos en una relación disfuncional o que, después de muchos años, estemos nuevamente solteras después de un divorcio o separación. Y el estar en cualquiera de estas situaciones puede generar un sentimiento muy fuerte de soledad.

La soledad, si no aprendemos a vivir con ella y disfrutarla, puede no ser una buena consejera. Es precisamente cuando nos sentimos solas que nos volvemos vulnerables a situaciones en las cuales, por evitar el sentimiento, dejamos nuestra dignidad de lado.

Son muchos los ejemplos de mujeres fuertes y empoderadas que deciden entrar en relaciones tóxicas, con hombres que no les dan ni pueden ofrecer lo que se merecen porque están casados, o porque tienen una forma distinta de ver la vida, simplemente porque creen que si no lo hacen terminaran pasando “el resto de sus días” solas.

Igualmente, muchas mujeres se involucran en situaciones denigrantes en su entorno laboral, pensando que es la única manera de mantener un trabajo; o en una situación familiar, pensando que si no lo hacen pueden quedarse solas.

La dignidad, en realidad, es un reflejo de nuestra relación con nosotras mismas y del respeto que nos tenemos. Por eso es bueno a veces hacer una pausa para reflexionar si en cada momento estas recibiendo el respeto que mereces de los demás, y sobre todo de TI MISMA.

Y si la respuesta es NO, quizá sea tiempo de dejar ir lo que no te permite hacerlo.

40ymas el Libro

Turbulencia a 30 mil pies de altura

¿Te has dado cuenta alguna vez que lo que sucede cuando vuelas en un avión es muy similar a lo que sucede cuando estás pasando por un momento difícil en tu vida?

Un avión llega a alcanzar velocidades cercanas a los 900 kilómetros por hora, es decir, se mueve extremadamente rápido.  Si pudieras viajar sentada en una de sus alas, seguramente el ruido, el frío y la sensación de movimiento a esa velocidad y a esa altura serían insoportables.  ¡Sería como vivir en una constante turbulencia a 30 mil pies de altura!

Por otro lado, sentada dentro del avión, en un vuelo sin contratiempos, la sensación puede ser de absoluta tranquilidad.  Casi no se siente el movimiento y puedes descansar o pasar un momento bastante pacífico sin sentir molestia alguna.

Lo anterior se parece mucho a lo que puedes experimentar cuando pasas por un momento de cambio en tu vida.  Realmente todo depende de si decides enfocarte en tu mundo exterior o en tu mundo interior.

Cuando te enfocas solamente en tu mundo exterior, en tu mente, en el “¿qué dirán?”, el “¿qué pasará?” y en los “¿por qué?”, un cambio o un problema puede percibirse como un acontecimiento que, por llegar veloz y repentinamente a tu vida, se encuentra fuera de tu control.

Pero cuando decides conectarte con tu mundo interior, con tu paz interior, con tu corazón, con esa mujer que TU eres (y no con la mujer que el mundo TE DICE que eres), te puedes enfrentar a los cambios o situaciones duras que se presentan en tu vida con mucha más tranquilidad, sabiendo que tú decides el efecto que esa situación tendrá en tu presente y en tu futuro.

Como en un avión, nosotras no somos el piloto de la nave.  Simplemente somos pasajeras que confiamos en que el destino, el Universo, Dios, la vida, el Creador, la Creadora (o como tú le llames a la fuente creadora de los que ERES) nos está llevando justamente a donde debemos estar, cuando debemos estarlo.

Nuestro trabajo no es elegir el destino, sino el lugar que deseamos en ese viaje. 

El lugar puede ser dentro del avión; o dentro del avión observando por la ventanilla lo que sucede afuera sin que esto te afecte; o sentada sobre el ala del avión sufriendo el frío y la turbulencia.

Por eso te invito a que la próxima vez que se presente un momento turbulento en tu vida, reflexiones sobre cómo decides afrontarlo:

¿Enfocada en lo que te dice tu mente y en lo que te dicen los demás? ó…

¿Siguiendo lo que te dice tu corazón sabiendo que todo tiene una razón de SER y que es tu decisión si sufres o aprendes de ese momento?

40ymas el Libro

Que extraño es eso de extrañar

Que extraño es eso de extrañar

Sin temor a equivocarme, estoy segura que todas las mujeres de más de 40 hemos extrañado algo o a alguien alguna vez en nuestras vidas. Es totalmente normal el creer que una persona o un lugar especial fueron tan importantes para nosotras que nos sentimos de alguna manera “incompletas” si no están más presentes.

En francés se dice “tu me manques” cuando quieres expresar que extrañas a alguien, literalmente se traduce como “tú me haces falta”. Pero, ¿te has puesto alguna vez a pensar si lo que echas de menos, o lo que “te hace falta”, es la persona o el cómo te sentiste cuando estabas con esta persona?

Cuando reconoces que tú eres quien decide tu experiencia y que tú decides como responder a cada momento que se te presenta, te das cuenta que no necesitas a alguien o algo específico en tu vida para sentirte bien.

Con esto no quiero decir que está mal extrañar a alguien querido que está lejos o que falleció, o recordar con algo de nostalgia un momento o lugar donde has vivido algo lindo; lo que creo que es importante es darnos cuenta que cuando alguien sale completamente de nuestra vida – por cualquier circunstancia – es totalmente nuestra decisión si nos quedamos atoradas en el recuerdo de lo que sentimos cuando estábamos con él o con ella, o si elegimos crear nosotras mismas el mismo sentimiento sin la necesidad de esa persona.

Si echas de menos a alguien que te hacía sentir sexy, o inteligente, o divertida, o joven, recuerda que lo que extrañas es el sentimiento y que tú misma tienes todo el poder para seguir sintiéndote igual ya que tú eres todas esas cosas ¡y más!

Por eso la próxima vez que te encuentres extrañando a alguien que ya no es parte de tu vida, te invito a analizar qué es realmente lo que sientes, y a recordar que tú no necesitas de esa persona para ser la mujer maravillosa que ya eres.