El ritmo de la vida

Todo llega a su tiempo

¿Cuántas veces has sentido que por más esfuerzo que haces no logras lo que anhelas? ¿Cuántas veces le has “echado muchas ganas” a un proyecto o una idea o a una relación y parece que el mundo conspira en tu contra para que tu deseo no se materialice?

Creo que lo anterior es algo que a todas nos ha sucedido alguna vez.  Ponemos el 100% de nuestra dedicación y energía en lo que sentimos es el mejor plan para nosotras y simplemente no se da.

¿Por qué sucede esto si yo siempre he dicho que cada una de nosotras es creadora de su propia vida? ¿Por qué la vida no nos recompensa con el éxito que merecemos cuando ponemos nuestro mejor esfuerzo en lograr nuestros deseos?

La respuesta es muy simple… y no tanto.

Lo que sucede es que no tomamos en cuenta la importancia del ritmo de la vida.  Así es, el RITMO de la vida.  Esto quiere decir que las cosas no van a suceder a nuestro tiempo o en el tiempo que nosotras decidimos, ya que esto sería como pensar que tú y yo tenemos control sobre la naturaleza.

Estar en sintonía con el ritmo de la vida es aceptar que las cosas fluyen en el momento que DEBEN fluir,  ni un minuto antes, ni un minuto después.  Y ninguna de nosotras puede controlar eso.  Lo que si podemos controlar es nuestra relación con este ritmo, el aceptar que ASI ES y estar en paz con ello.

Esto no quiere decir que debemos dejar de trabajar por lo que deseamos con pasión y entrega, o que deberías tomar la actitud de que las cosas “te pasan” y no que tú las creas.

Porque tu actitud hacia lo que te rodea, hacia los que te rodean y hacia el ritmo de la vida la decides TU MISMA.

Tú decides si perder la paciencia en el proceso de no tener lo que quieres cuando lo quieres y como lo quieres… o tú decides si reconoces que eres parte de un TODO maravilloso que fluye a un ritmo que es simplemente perfecto y que lo que llega o no llega a tu vida es siempre LO MEJOR PARA TI.

40ymas el Libro

Cuando los hijos se van

Cuando los hijos dejan el hogar“Cuando los hijos se van” ¡no es el título de una telenovela!, es algo que tarde ó temprano nos sucede a todas las madres del mundo.

Es cuando nuestros “bebés” se embarcan en la aventura que es vivir por su cuenta, ya sea porque se mudan a otra ciudad a estudiar ó trabajar, se casan, van a hacer su servicio militar ó simplemente porque deciden irse a vivir a su propia casa.

Generalmente esto sucede cuando tenemos más de 40 años, y aunque somos mujeres maduras y con experiencia, esto no significa que seamos completamente inmunes a lo que se conoce como el “síndrome del nido vacío”.

Estos son seis consejos útiles que te pueden ayudar a enfrentar la sensación de pérdida (que puede ser abrumadora) y a sentirte en paz con este cambio:

1. Acepta que es totalmente normal sentirse muy emocional al principio, así que no ocultes tus emociones y llora cuando sientas ganas de que llorar. Pero después de hacerlo, siéntete orgullosa de que tú y tu hijo han llegado a este momento del camino.

2. Piensa que así como tu hijo está entrando a una nueva etapa de su vida, tú también lo estás haciendo. Si tu hijo cuidaba de ti emocionalmente, ó si tu hija era tu constante compañera, es hora de dejarlos que inicien su propia vida. Esto te obligará a reconsiderar tu propia vida y descubrir quién eres realmente y en dónde están tus intereses.

3. Reflexiona que la maternidad es un proceso evolutivo. Ya no serás parte de la toma de decisiones cotidianas de tu hijo – como qué comer o qué ropa usar – pero sigues y seguirás teniendo el papel de madre. Ahora le ayudaras, si el ó ella quiere, a tomar decisiones de mayor importancia tanto en su vida profesional como sentimental. Nunca dejaras de ser la madre de tu hijo, simplemente estas cumpliendo tu papel de lejos y de una manera diferente.

4. Recuerda siempre que tu hijo no se está alejando de ti pero ¡se está acercando a su propia vida! Y eso es algo que debes admirar y de lo que debes estar orgullosa ya que tú contribuiste a ese crecimiento.

5. Para ayudar a facilitar la transición, encuentra nuevas maneras de interactuar con tus hijos. Por ejemplo, para ayudarte a lidiar con la separación física, considera usar una cámara web. De esta manera se pueden ver al mismo tiempo que escuchar cuando se comunican.

6. Participa en actividades que te llenen y te gusten, como hacerte voluntaria en una noble causa, ó encuentra un nuevo pasatiempo en pintar, tejer, hacer ejercicio, etc. Encuentra la alegría en cosas nuevas aunque estas no involucren más a tu familia. ¡Aprovecha esta nueva etapa de tu vida para fortalecer la relación contigo misma!

Y cuando necesites algo de inspiración, recuerda las sabias palabras de Khalil Gibran:

Tus hijos no son tus hijos
son hijos e hijas de la vida
deseosa de sí misma.

No vienen de ti, sino a través de ti
y aunque estén contigo
no te pertenecen.

Puedes darles tu amor,
pero no tus pensamientos, pues,
ellos tienen sus propios pensamientos.

Puedes abrigar sus cuerpos,
pero no sus almas, porque ellas,
viven en la casa del mañana,
que no pueden visitar
ni siquiera en sueños.

Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no procures hacerlos semejantes a ti
porque la vida no retrocede,
ni se detiene en el ayer.

Tú eres el arco del cual, tus hijos
como flechas vivas son lanzados.
Deja que la inclinación
en tu mano de arquero
sea para la felicidad.

¿Cómo te relacionas con las críticas y los juicios?

Las críticas encogen nuestro espiritu“Soy una tonta”, “Esa mujer se viste horrible”, “Todo mundo conduce muy mal”.

¿Te suenan familiares las frases anteriores? ¿Acaso suena así tu diálogo interno? ¿Tu voz interior está constantemente criticándote a ti misma y a los demás? ¿Miras siempre el mundo con ojos críticos? ¿Te conviertes en juez de todo y de todos?

¿Te pones como ejemplo de cómo deberían de ser y de comportarse los demás? ¿Quizá sacas conclusiones y juzgas a otros sin saber realmente quiénes son?

Casi todos tenemos el hábito de criticar y juzgar tan arraigado que no nos resulta nada fácil deshacernos de él.

Además, es un apego que es muy importante transformar ya que jamás llegaremos a amarnos realmente a nosotras mismas si no dejamos atrás la necesidad de juzgar a los demás.

De pequeñas todas estábamos completamente abiertas a la vida. Contemplábamos el mundo con los ojos llenos de asombro. A menos que algo nos asustara o nos hiciera daño, aceptábamos la vida tal como era. Pero al crecer, empezamos a aceptar las opiniones ajenas y a considerarlas como propias; y es así como aprendimos a criticar.

Quizá te hicieron creer que para crecer y cambiar es necesario que uno se critique y juzgue a sí mismo constantemente. ¡Pero yo no estoy en absoluto de acuerdo con ese concepto!

Porque las críticas, ya sean de otras personas o propias, encogen nuestro espíritu.

No hacen otra cosa que imponernos la creencia de que somos unas inútiles, y no hacen aflorar lo bueno que existe en nosotras.

Si reconoces esto, te será más fácil vivir sin expectativas sobre lo que tú y los demás “deben” o “no deben” hacer y a enfocarte en lo que PUEDES hacer con tu vida para ser feliz.

También te ayudará a que las expectativas de los demás no te afecten, y así podrás vivir tu vida en libertad, sin sentir que has decepcionado a alguien.

Recuerda que cuando alguien te dice que lo has decepcionado no es más que otra forma de decir: “No estás haciendo lo que YO quiero que hagas”, o: “No haces lo que YO creo que debes hacer.”

Esto deja bien claro que la decepción NO te pertenece ya que esas expectativas NO son tuyas sino de él o ella, y que nadie le obligó a tener. Por lo tanto, es su responsabilidad y no la tuya lo que esa persona elige sentir respecto a tus actos.

Por eso hoy te invito a reflexionar sobre tu relación con las críticas y juicios:

¡Vive sin expectativas absurdas y permitete ser feliz sin todos esos condicionamientos que han sido impuestos en tu vida por los demás!

Rechaza el rechazo

A todas las mujeres de más de 40 nos ha pasado algo igual o parecido a esto alguna vez: no nos dan el trabajo que solicitamos porque no tenemos los “requisitos necesarios”; o a nuestro jefe no le gusta una de nuestras ideas porque no es igual a la suya; o un hombre nos rechaza de su vida porque no somos la “mujer de sus sueños”…

¿Qué haces tú en estos casos? ¿Dejas que el rechazo te afecte o no?

Cuando dejamos que el rechazo nos afecte lo que estamos haciendo es darle demasiada importancia a la opinión de los demás sobre lo que nosotras mismas SOMOS.

En lugar de afligirte por ser “rechazada” mejor intenta lo siguiente:

  1. Recuerda que ERES ÚNICA y no hay nadie como tú.  Nunca serás la copia de otra persona aunque otros así lo deseen e insistan en que lo seas.
  2. Reconoce tu propio valor.  Si tienes un diamante costoso y alguien insiste que es falso seguramente defenderás a capa y espada su valor. Tú eres valiosa y lo sabes, no dejes que te hagan sentir como un “diamante falso”.
  3. No pierdas la confianza en ti misma.  Tú sabes bien que tus conocimientos son tuyos y son indestructibles, así que no pierdas la fe en tus posibilidades.  Cuando conoces tu poder interno entonces tú eres la que ejerce una influencia en los demás y no al revés.  Conviértete en la luz de la oscuridad de los otros.
  4. Respétate a ti misma.  Si le das demasiada importancia a la opinión de los demás, entonces estas minimizando tu propio poder, ya que si realmente crees en lo valiosa que tú eres y en tu verdad no necesitas que alguien más te lo tenga que confirmar.
  5. Recuerda que el ser rechazado es una de las consecuencias de tomar riesgos en la vida.  Y como dicen por ahí “el que no arriesga no gana”.

¿Sabes cuantos hombres y mujeres con ideas maravillosas fueron rechazados alguna vez, pero que gracias a que creyeron en su verdad han pasado a la historia por sus valiosas contribuciones a las artes, la política, el deporte y las ciencias?

Te invito a ver la respuesta en el video que comparto a continuación y nunca olvides que la única persona que tiene el verdadero poder para decidir cuáles son tus posibilidades en esta vida y que riesgos debes tomar para vivirla a plenitud ERES TU MISMA.