¿Responder o reaccionar?

Estas conduciendo, es la hora pico y te encuentras atorada en un embotellamiento.  Vas camino a una cita importante y seguramente llegaras tarde, si es que llegas.  De pronto, los conductores a tu alrededor comienzan a tocar la bocina de sus autos sin parar y tú te les unes en el escándalo como si eso fuese a hacer desaparecer a todos los coches frente a ti.  Tu hija, que va contigo, te pregunta porque lo haces y tú le contestas con un grito: “¡Cállate y déjame en paz!”.

¿Te ha sucedido algo similar alguna vez?

Creo que la mayoría de mujeres actuamos muchas veces de tal forma que, si nos grabaran y nos pasaran la película unas horas después, la verdad es que no nos reconoceríamos.

Lo que sucede en estos casos es que reaccionamos en lugar de responder.

La diferencia entre reaccionar y responder es que las mujeres generalmente reaccionamos ante ciertas circunstancias y personas en función de experiencias de nuestro pasado, en lugar de responder con base en la experiencia que deseamos vivir en el momento presente.

Si tu pareja, tu jefe, o en su tiempo tus papas, son de los que gritan y se alteran cada vez que se sienten en una situación de estrés, es muy probable que tú te hayas condicionado inconscientemente a reaccionar de la misma manera, ya que es “a lo que estas acostumbrada”.  Es por eso que si, como en el ejemplo que di al principio, te sientes estresada, muy probablemente reacciones pegando de gritos a quienes están junto a ti.

Si no has identificado esto como una experiencia del pasado que está viniendo a alterar tu presente, el gritar bajo estrés continuará siempre siendo tu reacción.

Ahora bien, tú tienes la opción de cambiar esto, si así lo deseas.  Tú puedes elegir RESPONDER en lugar de REACCIONAR ante cualquier situación.  Tu puedes decidir cuánto quieres que te afecte cada situación en el aquí y el ahora, momento a momento.  Para hacer esto todo lo que necesitas es ser consciente de lo que estas sintiendo.

Tú puedes decidir si quieres reaccionar al embotellamiento tocando la bocina del coche como una histérica y gritándole a tu hija, o si en lugar de eso mejor decides responder conscientemente al “problema” y usar esas horas con ella para platicar o para escuchar juntas algún programa de radio.

Siempre tienes la oportunidad de elegir entre responder o reaccionar.  La elección es tuya.

¿Tú cuál prefieres?

No hay problema…

“Me decepcionó, me humilló, me lastimó, me defraudó, me hizo, me deshizo…” ¿Te has dado cuenta que generalmente tendemos a echarle la culpa a los demás de la mayoría de nuestros problemas?  Y esos “demás” normalmente son las personas que mas queremos.

Muchas mujeres tendemos a olvidar que eso que “nos pasa” no es realmente un problema, a menos que nosotras elijamos que así lo sea; ya que los eventos no tienen realmente un significado, más que el significado que nosotras mismas les damos.

Si tu amiga no te llama el día de tu cumpleaños, eso no significa que lo haya hecho para lastimarte.  Es totalmente tu decisión si tú te sientes lastimada por ese evento.

Si tu pareja hace algo que no te gusta, recuerda que es totalmente tu elección el significado que le deseas dar a ese acontecimiento: puedes elegir sentirte decepcionada o igualmente puedes decidir que lo que sucedió no tiene nada que ver contigo y con su relación.

En lugar de usar nuestra energía para percibir nuestras experiencias como problemas que “debemos resolver”, ¿qué les parece si mejor le damos más importancia al AMAR a los que nos rodean y a apreciar la perfección en cada una de nuestras relaciones?

¡No permitamos que el resolver un “problema” con alguien se vuelva más importante que la experiencia de amar a esa persona!

Lo que aprendí en 2011

Cada fin de año es la culminación de un ciclo y una invitación de la vida a reflexionar sobre lo aprendido los últimos 365 días de nuestra existencia.

Como en todo, hay años que pasan sin mucho que contar y otros que se distinguen por una o más experiencias que realmente han creado un impacto en nosotras.  Este año ha sido uno de esos para mí.

En 2011, ya como mujer de más de 40, aprendí que en esta vida si es muy importante dar lo mejor de nosotros, hacer nuestro mejor esfuerzo y poner nuestra energía y corazón en esos proyectos que deseamos lograr y metas que anhelamos cumplir… pero aún más importante es el SABER conscientemente que al final del día todo va a suceder de acuerdo a un Plan que no es escrito por nosotras mismas.

¡¿Un Plan que no es escrito por nosotras mismas… de que estás hablando?!

Llámalo como tu desees y como resuene en tu corazón: Dios, Universo, Destino, Fe… la realidad, o por lo menos lo que yo ya sabía “en teoría” y he confirmado este año, es que cada una de nosotras somos solo una pequeña parte de una gran sinfonía, y que a fin de cuentas el creador/creadora de esa maravillosa y milagrosa obra esta acomodando las piezas no para que su creación sea una obra mediocre, sino maestra.

Si, ya sé que siempre he escrito en este espacio que nosotras somos creadoras de nuestra propia vida y ESO es totalmente cierto: De cada una de nosotras depende como elegimos vivir esta experiencia llamada vida.

De cada una de nosotras depende si cuando las cosas “no salen como yo quería” optamos por frustramos y enojarnos o si mejor decidimos agradecer el hecho de tener una experiencia más que nos va a ayudar a fortalecernos y a crecer como mujeres, y a SER parte de un todo maravilloso que se llama VIDA.

Esta ha sido mi mayor “lección” de 2011: Por más que yo planee mi vida, los sucesos en ella no siempre serán como yo deseo; pero el cómo vivo y afronto cada experiencia, ya sea esta “buena” o “mala”, depende totalmente de mí.

A unos pocos días de que termine el año, te invito a tomarte unos minutos contigo misma y a identificar la experiencia que ha causado un impacto en tu vida en 2011 y por la cual estas sinceramente agradecida.

Todo tiene una razón de SER

Quizá sea una de las frases más trilladas de la historia, pero también es una de las más ciertas y con un significado más profundo del que generalmente le damos: “Todo pasa por algo”.

¿Te ha sucedido que alguien llega a tu vida y sabes de inmediato que esa persona debe estar precisamente ahí en ese momento? Ya sea para servir algún propósito específico, para darte una lección o para ayudarte determinar quién ERES o quién deseas llegar a SER.

Generalmente no sabemos de antemano quién es esa persona, pero cuando miras su alma a través de sus ojos te das cuenta de que el hecho de estar con ella, o el, afectará tu vida de una manera profunda.

¿Y cuántas veces has vivido experiencias que en su momento parecieron terribles, dolorosas, desgastadoras e injustas; pero cuando tuviste la oportunidad de reflexionar, te diste cuenta de que si no hubieras tenido la vivencia de superar esos obstáculos, nunca habrías alcanzado tu verdadero potencial como mujer?

¡Todo sucede por una razón!

Nada sucede por casualidad, y menos por buena o mala suerte. Las enfermedades, las decepciones, y todo eso que vemos como “problemas”, son realmente las experiencias que le dan sentido a nuestras vidas.

Los éxitos y las caídas son el material con el cual creamos la vida que deseamos.

De las malas experiencias es de donde tenemos mucho que aprender: Si sientes que alguien te hiere, te traiciona, te decepciona o te rompe el corazón, trabaja en agradecerle y perdónalo o perdonarla, porque es precisamente esa persona la que te esta ayudando a aprender acerca de la confianza y la importancia de ser cautelosa cuando abres tu corazón.

Si alguien te ama, ámalo de vuelta y sin condiciones…no sólo porque te quiere, sino también porque te está enseñando a amar y a abrir tu corazón a las bellezas de la vida.

¡Haz que cada momento cuente! Aprende a apreciar cada instante y a vivirlo al máximo como si no fuera a regresar nunca, porque nunca regresará.

Escucha tu corazón… el tiene todas las respuestas y sabe que todo, absolutamente todo, llega a tu vida en el momento justo y por una razón.