¿Qué es lo que las mujeres realmente queremos?

Según una encuesta realizada recientemente en el Reino Unido por la empresa de estudios de mercado “Opinion Matters” para Kellogg’s, aquello en que las mujeres pensamos todo el tiempo, que es precisamente lo que más disfrutamos después de un mal día en el trabajo, lo que más nos conforta después de una riña con nuestra pareja, y que elegimos gustosas por encima de cualquier otro placer en la vida es nada más y nada menos que:

¡el chocolate!

Esta misma investigación ha revelado que más del 20% de las mujeres preferiríamos dejar de tener sexo antes de decirle adiós a nuestra dosis preferida de chocolate, y más de un 25% renunciaríamos a tomar vino y a vestirnos bien pero no dejaríamos de comer nuestra golosina favorita.

Según los resultados de este estudio, el 30% de las mujeres entrevistadas confesó que en lo que más piensan durante el día es en comer su chocolate preferido, mientras que solamente un 18% contestaron que en lo que piensan todo el día es en el sexo. En comparación con los hombres, el 56% piensan en sexo la mayor parte del día y el solo un 11% piensa en chocolates.

Chocolate amargo, chocolate blanco, chocolate con leche, chocolate relleno…mmmm…

¿Y tú que tan chocolatera eres?

Cómo romper con los malos hábitos

Hay que reconocerlo: cuando una tiene más de 40 años de edad la mayor parte de nuestra vida se conforma de hábitos y costumbres.

Nos hemos acostumbrado a hacer las cosas de la misma manera desde hace muchos años y el romper con aquellos hábitos que nos hacen daño y reemplazarlos por hábitos que son buenos para nosotras es un proceso que puede parecernos difícil.

Porque finalmente los hábitos, buenos o malos, son lo que hacen que seamos quienes somos. La clave está en saber controlarlos: si aprendemos a controlar nuestros malos hábitos, entonces  cualquier cambio que logremos en éstos, por pequeño que sea, puede traer como resultado grandes e importantes mejorías en nuestra vida.

Si estas buscando cambiar algún aspecto de tu vida como puede ser el mejorar tu dieta, comenzar a hacer ejercicio regularmente, ver menos televisión, optimizar tu rutina en el trabajo o en las labores del hogar, entonces estos consejos te pueden ser útiles para comenzar a cambiar esos malos hábitos por buenos hábitos:

Adopta la regla de los 30 días

Esta regla dice que si te concentras en un solo cambio durante 30 días tendrás el tiempo necesario para acondicionarte al hábito nuevo. Un mes es mas que suficiente para programar tu mente a trabajar en automático y a convertir una nueva opción de vida en un hábito positivo que sea parte de tu rutina.

Rompe con un solo hábito a la vez

Un mes puede parecer una eternidad para estar enfocada en romper solamente un mal hábito, pero el tratar de cambiar más de un hábito a la vez puede hacerte sentir abrumada y resultar en el fracaso.

Reemplaza tus necesidades

¿Qué sucede si de repente le quitas el motor a un automóvil? Este dejará de funcionar.  Lo mismo sucede cuando dejas un hábito que tienes muy arraigado y no reemplazas la necesidad que éste cubre de otra manera.  Si, por ejemplo, quieres  romper el hábito de comer galletas o golosinas entre comidas, entonces debes encontrar algo que reemplace esa necesidad como podría ser comer una fruta o tomar una taza de té verde.

Escribe

No hagas compromisos mentales contigo misma: mejor escríbelos en un papel. Esto te ayudará de dos maneras. En primer lugar, te ayudará a aclarar y a definir en términos concretos lo que el cambio de hábito significa para ti. En segundo lugar, te mantendrá comprometida ya que es más fácil deshacerse de un pensamiento que de una promesa que ha sido escrita con tu puño y letra.

No te compliques la vida

Un cambio de hábito debe involucrar una o dos reglas – y no una docena. El comenzar a hacer ejercicio treinta minutos al día es más fácil de seguir que el comenzar a hacer ejercicio “los martes haciendo yoga, los miércoles andando en bicicleta y los viernes tomando clases de natación, excepto cuando este lloviendo en cuyo caso…” Recuerda que las reglas simples crean buenos hábitos, ¡las reglas complicadas solo crean dolores de cabeza!