Cuando los hijos se van

Cuando los hijos dejan el hogar“Cuando los hijos se van” ¡no es el título de una telenovela!, es algo que tarde ó temprano nos sucede a todas las madres del mundo.

Es cuando nuestros “bebés” se embarcan en la aventura que es vivir por su cuenta, ya sea porque se mudan a otra ciudad a estudiar ó trabajar, se casan, van a hacer su servicio militar ó simplemente porque deciden irse a vivir a su propia casa.

Generalmente esto sucede cuando tenemos más de 40 años, y aunque somos mujeres maduras y con experiencia, esto no significa que seamos completamente inmunes a lo que se conoce como el “síndrome del nido vacío”.

Estos son seis consejos útiles que te pueden ayudar a enfrentar la sensación de pérdida (que puede ser abrumadora) y a sentirte en paz con este cambio:

1. Acepta que es totalmente normal sentirse muy emocional al principio, así que no ocultes tus emociones y llora cuando sientas ganas de que llorar. Pero después de hacerlo, siéntete orgullosa de que tú y tu hijo han llegado a este momento del camino.

2. Piensa que así como tu hijo está entrando a una nueva etapa de su vida, tú también lo estás haciendo. Si tu hijo cuidaba de ti emocionalmente, ó si tu hija era tu constante compañera, es hora de dejarlos que inicien su propia vida. Esto te obligará a reconsiderar tu propia vida y descubrir quién eres realmente y en dónde están tus intereses.

3. Reflexiona que la maternidad es un proceso evolutivo. Ya no serás parte de la toma de decisiones cotidianas de tu hijo – como qué comer o qué ropa usar – pero sigues y seguirás teniendo el papel de madre. Ahora le ayudaras, si el ó ella quiere, a tomar decisiones de mayor importancia tanto en su vida profesional como sentimental. Nunca dejaras de ser la madre de tu hijo, simplemente estas cumpliendo tu papel de lejos y de una manera diferente.

4. Recuerda siempre que tu hijo no se está alejando de ti pero ¡se está acercando a su propia vida! Y eso es algo que debes admirar y de lo que debes estar orgullosa ya que tú contribuiste a ese crecimiento.

5. Para ayudar a facilitar la transición, encuentra nuevas maneras de interactuar con tus hijos. Por ejemplo, para ayudarte a lidiar con la separación física, considera usar una cámara web. De esta manera se pueden ver al mismo tiempo que escuchar cuando se comunican.

6. Participa en actividades que te llenen y te gusten, como hacerte voluntaria en una noble causa, ó encuentra un nuevo pasatiempo en pintar, tejer, hacer ejercicio, etc. Encuentra la alegría en cosas nuevas aunque estas no involucren más a tu familia. ¡Aprovecha esta nueva etapa de tu vida para fortalecer la relación contigo misma!

Y cuando necesites algo de inspiración, recuerda las sabias palabras de Khalil Gibran:

Tus hijos no son tus hijos
son hijos e hijas de la vida
deseosa de sí misma.

No vienen de ti, sino a través de ti
y aunque estén contigo
no te pertenecen.

Puedes darles tu amor,
pero no tus pensamientos, pues,
ellos tienen sus propios pensamientos.

Puedes abrigar sus cuerpos,
pero no sus almas, porque ellas,
viven en la casa del mañana,
que no pueden visitar
ni siquiera en sueños.

Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no procures hacerlos semejantes a ti
porque la vida no retrocede,
ni se detiene en el ayer.

Tú eres el arco del cual, tus hijos
como flechas vivas son lanzados.
Deja que la inclinación
en tu mano de arquero
sea para la felicidad.

Hablando se entiende la gente

¿Te has preguntado alguna vez por qué algunas relaciones de pareja parecen no funcionar por más tiempo que lleven juntos?

Las razones pueden ser muchas, pero la mayoría de las veces la respuesta es simple: una gran falta de comunicación por parte de una o ambas partes.

Hace unos días una persona muy cercana a mí me contó esta historia sobre su matrimonio que creo que ilustra perfectamente lo que nos sucede a muchas mujeres cuando estamos en una relación de pareja:

Esta pareja ya llevaba más de 10 años de casados y tenían un par de hijos.  Ella acababa de retomar sus estudios y comenzaba a cursar una carrera universitaria.  Un día atendieron un curso juntos en el que debían contestar varias preguntas por escrito.  A ella le preguntaron cuál era en ese momento su mayor anhelo en la vida, a lo que contestó que su mayor deseo era ser una exitosa profesionista ejerciendo su carrera.  A él le preguntaron cuál era en ese momento el mayor anhelo en la vida de su esposa, a lo que contestó que lo que ella mas deseaba en ese momento era estar casada con un hombre exitoso profesionalmente.

¿Te suena familiar?

Cuando no expresamos nuestros deseos, cuando no usamos nuestra voz, cuando no decimos lo que anhelamos, lo único que logramos es permitir que los otros adivinen y definan lo que somos y lo que deseamos ser.

Y esto se resuelve muy fácilmente: ¡HABLANDO!   Ya que como siempre he dicho “lo que no se comparte, se pierde”.  Si no compartes lo que deseas ¿cómo quieres que tus seres amados te apoyen y sean parte de tu crecimiento como mujer?

Por eso te invito a reflexionar sobre cómo anda estos días la comunicación en tus relaciones más cercanas.  ¿Sabes lo que tu pareja anhela en su vida el día de HOY? ¿Has platicado con tus hijos sobre sus sueños? Y lo más importante ¿saben ellos que es lo que TÚ deseas crear con tu vida?

La verdadera riqueza

Ayer fui a dejar a mi hija a casa de una amiguita que vive en uno de los fraccionamientos más lujosos de la ciudad.  “Aquí vive la gente más rica de la ciudad, ¿verdad mami?”, fue su pregunta, la cual sonó más  bien a afirmación.

“No, le conteste sin pensarlo dos veces, porque si fuera así, yo viviría aquí”.

Esa corta platica me puso a reflexionar en todo eso por lo cual estoy agradecida en la vida.  En todas esas riquezas que he tomado por un hecho y que rara vez me detengo a apreciar realmente por vivir distraída y enfocada en tonterías.

Mi fortuna hoy en día es inmensa.  No la mido en tesoros físicos, sino en experiencias que han enriquecido mi vida durante mis 40 y más años de vida.

La existencia ha sido sumamente generosa conmigo y por eso le doy gracias.

Gracias, entre muchas otras cosas, porque…

  • No tengo una casa de lujo, pero tengo un hogar que comparto con una hija que amo y que me ama.
  • No tengo un auto de colección, pero tengo un cuerpo sano que me ayuda a conducirme firmemente por la vida.
  • No tengo una cuenta de banco con millones, pero cuento con millones de experiencias propias y compartidas conmigo por mujeres maravillosas que pertenecen a este espacio y que han depositado en mí su cariño y su confianza.
  • No tengo un avión propio, pero cuento con una capacidad creativa y de imaginación infinita que me lleva a atreverme a vivir experiencias exóticas y sumamente emocionantes.
  • No pertenezco a ningún club exclusivo, pero tengo amigos sinceros y una familia que me ama como soy.
¿Y TÚ, te has puesto a pensar alguna vez cual es TU verdadera riqueza?

Nuestros maestros de vida

El 15 de mayo se celebra el Día del Maestro en México, un día en que festejamos a esas personas maravillosas que dedican su vida a la educación de los niños y jóvenes de nuestro país.

Todas tenemos a algún maestro que ha sido importante en nuestra vida y a quien deseamos darle las gracias.

Yo tuve maestros que fueron parte esencial de mi educación tanto en la escuela como en la universidad.  Hubo por lo menos tres personas muy especiales en mi crecimiento profesional, y tres seres increíbles que han sido mis maestros espirituales.

A todos ellos les doy las gracias de corazón.

También ha habido muchos otros maestros a quienes quiero dar las gracias.  Maestros que quizá no me gusto mucho en su momento que aparecieran en mi vida, pero que gracias a ellos me he convertido en la mujer que soy hoy.

  • Gracias a quien me estafó, porque me enseño el poder de discernir.
  • Gracias a quien abusó de mi tiempo y esfuerzo, porque me enseño el poder de saber decir que NO.
  • Gracias a quien me quiso hacer creer que soy débil, porque me enseño el poder de hacer posible lo imposible.

Hoy te invito a dar gracias por todos esos maestros que están ahora o que han pasado por tu vida con alguna enseñanza especial y a abrir tu corazón a nuevas experiencias de aprendizaje.

Porque como dice ese sabio proverbio budista: “Solo cuando el alumno está listo, el maestro aparece”.