Pon un Christian Grey en tu vida

SÍ, confieso que sucumbí a la tentación de leer el primer libro de la trilogía de E.L. James que ha causado sensación entre tantas mujeres de 40YMAS, “Cincuenta Sombras de Grey”.

Me decidí a leerlo, primero, porque lo mío es devorar cualquier libro que me pongan en frente y, segundo, por curiosidad de saber qué es lo que lo ha convertido tan rápidamente en un best seller del New York Times.  Y bueno, también por conocer algo de ese nuevo género literario que ha sido tan aptamente llamado por los críticos como “mommy porn” (pornografía para mamis).

El debate sobre si es buena o mala literatura es tema para otro sitio y momento, pero en lo que seguramente todas las mujeres que lo hemos leído estamos de acuerdo es que no nos caería nada mal tener a Christian Grey en nuestra vida.

Aunque sea por un ratito.

Y quizá sin sus manías pervertidas…  y sin sus cambios agresivos de carácter…  y sin su afán controlador y manipulador…  y sin…

¿O quizá lo que nos gustaría es simplemente el chico guapo, joven, “picante” y acaudalado con una personalidad más balanceada y sensible?

¿O quizá lo que realmente queremos es una pareja que no sea ni tan guapo, ni tan joven, ni tan millonario pero que nos trate con amor, respeto y con quien nos sintamos cómodas para experimentar cosas nuevas en la intimidad?

La verdad es que creo que todas ya tenemos un Christian Grey en nuestra vida o tenemos derecho a tenerlo.

“Christian Grey” puede ser esa parte de una relación íntima de pareja que osa salirse de la zona de confort, que se atreve a ver la intimidad sin miedos y con el deseo mutuo de divertirse y disfrutar plenamente sin lastimarse.

Porque cuando llegas a los 40ymás y aprendes a sentirte totalmente cómoda con tu cuerpo y con tu forma de compartir lo que te gusta, o no, con tu pareja, no necesitas que un chico multimillonario de 27 años te encierre en un cuarto rojo para ser feliz.

Pero si llegara a suceder… ¡no te olvides de contarnos!

A todas las mujeres hermosas

Miles de pensamientos, poemas y canciones se han escrito en honor a las mujeres.  Somos verdaderas musas de muchos hombres que encuentran en la belleza femenina una inspiración para su obra.

Pero pocos son los hombres que realmente aprecian la belleza de la mujer cotidiana y la plasman tan hermosamente como lo ha hecho el escritor peruano Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura 2010.

Lo que comparto con ustedes a continuación va más allá de un simple escrito.  Es una verdadera oda a las mujeres como tú y como yo que “sin medidas perfectas, sin tacones de vértigo”…y con algunas arrugas, somos hermosas aunque a veces lo olvidemos.

¡Espero que te guste y lo disfrutes tanto como yo!

Todas las flores del desierto están cerca de la luz

por Mario Vargas Llosa

Todas las mujeres bellas son las que yo he visto, las que andan por la calle con abrigos largos y minifaldas, las que huelen a limpio y sonríen cuando las miran. Sin medidas perfectas, sin tacones de vértigo. Las mujeres más bellas esperan el autobús de mi barrio o se compran bolsos en tiendas de saldo. Se pintan los ojos como les gusta y los labios de carmín de chino.

Las flores del desierto son las mujeres que tienen sonrisas en los ojos, que te acarician las manos cuando estás triste, que pierden las llaves al fondo del abrigo, las que cenan pizza en grupos de amigos y lloran sólo con unos pocos, las que se lavan el pelo y lo secan al viento.

Las bellezas reales son las que toman cerveza y no miden cuántas patatas han comido, las que se sientan en bancos del parque con bolsas de pipas, las que acarician con ternura a los perros que se acercan a olerlas. Las preciosas damas de chándal de domingo. Las que huelen a mora y a caramelos de regaliz.

Las mujeres hermosas no salen en revistas, las ojean en el médico, y esperan al novio, ilusionadas, con vestidos de fresas. Y se ríen libres de los chistes de la tele, y se tragan el fútbol a cambio de un beso.

Las mujeres normales derrochan belleza, no glamour, desgastan las sonrisas mirando a los ojos, y cruzan las piernas y arquean la espalda. Salen en las fotos rodeadas de gente sin retoques, riéndose a carcajadas, abrazando a los suyos con la felicidad embotellada de los grandes grupos.

Las mujeres normales son las auténticas bellezas, sin gomas ni lápices.  Las flores del desierto son las que están a tu lado.  Las que te aman y las que amamos.  Sólo hay que saber mirar más allá del tipazo, de los ojazos, de las piernas torneadas, de los pechos de vértigo. Efímeros adornos, vestigios del tiempo, enemigos de la forma y enemigos del alma. Vértigo de divas y llanto de princesas.

La verdadera belleza está en las arrugas de la felicidad…

Sé un imán del amor

Un tema que muchas de las mujeres que siguen este espacio de 40ymas comparten muy seguido es el hecho de que no tienen pareja y les gustaría tenerla.

Muchas no la tienen porque terminaron una relación recientemente. Otras no tan recientemente, y varias simplemente porque nunca han deseado tener un hombre estable en sus vidas.

“¿Para qué necesito un hombre en mi vida?”, es una pregunta común entre mujeres de nuestra edad. “Soy independiente y autosuficiente, no me hace falta” afirman muchas.

Es cierto, a esta edad la mayoría de las mujeres somos independientes y autosuficientes y no “nos hace falta” tener a un hombre a nuestro lado para subsistir.  Y eso está muy bien, ya que una relación sana de pareja a cualquier edad no debe estar basada en la dependencia, sino en el amor.

Una relación no es para depender y necesitar del otro, sino para amar y compartir.

¿Quieres realmente atraer a un hombre a tu vida? Pues bien, lo que necesitas es estar lista para amarlo, pero para esto debes comenzar por amarte mucho a ti misma.  Entonces, Y SOLO ENTONCES, ese hombre llegará a tu vida “solito”, sin necesidad si quiera que salgas a buscarlo.  El llegará a ti atraído por todo ese amor que tienes para compartir.  ¡Así de fácil!

Trabaja mucho en tu amor por ti misma.  No en quererte o gustarte, sino en AMARTE y aceptarte incondicionalmente.  Llegará un momento en que ese amor crecerá tanto que va a empezar a fluir y a desparramarse de tu corazón.  Se te comenzará a notar en tus palabras y acciones, y todo ese amor que reflejas de adentro hacia afuera de tu SER es lo que atrae a los demás hacia ti… especialmente a tu otra mitad.

Ese hombre ya existe.  Ya está ahí, listo para llegar a tu vida.  Para compartirlo todo contigo.

Tu amor a ti misma es el imán que lo atraerá hacia ti.

Por eso cuando te sientas sola o con muchas ganas de estar en una relación de pareja, trabaja en tu amor por ti misma, haz algo por ti, amate y consiéntete.

Porque a solo través de ese amor es como tu otra mitad se hará presente en tu vida, para entonces disfrutar juntos el proceso de llegar al siguiente nivel del amor: El dejar a un lado el TU y YO para convertirse en “NOSOTROS”.

Un abogado insiste que las mujeres son mejores que los hombres

Siempre he pensado que el hábito de compararnos con los demás no es algo que nos sirva para crecer como personas.  La única persona con la que es útil compararnos es con  nosotras mismas, y eso cuando es con el propósito de crear una mejor versión de lo que somos día con día.

Pero dicho esto debo confesar que cuando me enteré de lo que se trata el libro que acaba de publicar Dan Abrams no pude resistir la tentación de compartirlo con ustedes en este espacio de 40ymas.com. Dan Abrams insiste en que las mujeres somos mejores que los hombres.

En su entretenido  libro Abrams simplemente se dedica a presentar hechos. Usando diversos estudios como pruebas, el carismático abogado presenta su caso insistiendo en que las mujeres somos mejores que los hombres en muchísimas áreas.  El larguísimo título de su libro lo dice casi todo: ”El hombre decaído: prueba más allá de toda duda razonable de que las mujeres son mejores policías, conductores, jugadoras, espías, líderes mundiales, catadores de cerveza, inversionistas y casi todo lo demás.”

A la mayoría de las mujeres esto no nos sorprende.  Lo que nos sorprende quizá es el hecho de que sea un hombre el que publique un libro que parece poner las cosas finalmente en claro.  Que sea un hombre el que nos recuerde que como mujeres tenemos la capacidad de sobresalir en TODO lo que deseamos y que merecemos un trato igualitario en el ámbito social y laboral.

Mejores estudiantes, mejores doctores, mejores dentistas, mejores manejando inversiones, ¡mejores hasta en evitar que nos parta un rayo! (aparentemente el 82% de las personas a las que les cae un rayo encima son hombres).

Por supuesto que existen estudios que comprueban que los hombres son mejores atletas que nosotras, se estacionan mejor, ven mejor objetos distantes y saben leer mapas más efectivamente.  Existen estudios que dicen que los hombres tratan a sus amigos mejor que como las mujeres tratamos a nuestras amigas. ¿Será?

Finalmente, lo importante no es quien es mejor que quien.  Sino que tanto hombres como mujeres aprendamos a reconocer y a aceptar tanto nuestras diferencias como similitudes.  Que las valoremos, las respetemos y sobre todo que las disfrutemos.

Porque a fin de cuentas a eso venimos a este mundo: ¡a disfrutar y no a competir!