Esas perfectas imperfecciones

Algo que tenemos en común la mayoría de las mujeres de 40 y más es que somos muy exigentes con nosotras mismas.  Tendemos a juzgarnos por todo eso que consideramos “nuestros defectos”.

Criticamos nuestra apariencia física al compararnos con otras mujeres “¡es que por qué no tengo el perfecto cabello de Jennifer Aniston!” nos decimos cada mañana al arreglarnos, y también somos muy duras al calificar nuestra personalidad “¡soy demasiado aprensiva y últimamente me enojo por todo!”, nos quejamos con nuestras amigas durante el cafecito.

Olvidamos que todo eso que consideramos nuestras fallas, son en realidad las oportunidades que la vida nos regala para aceptarnos por lo que somos y también para cambiar lo que no nos gusta y transformarnos en la mujer que deseamos ser.

Esas “imperfecciones” son en realidad perfectas, ya que nos recuerdan que estamos vivas y que somos únicas.

Como bien lo dice la bella mujer que habla en el video que comparto con ustedes hoy al recordar a su difunto esposo:  el amar esas pequeñas imperfecciones en nosotros y los que nos rodean es lo que hace que cualquier relación sea perfectamente bella.

¿Responder o reaccionar?

Estas conduciendo, es la hora pico y te encuentras atorada en un embotellamiento.  Vas camino a una cita importante y seguramente llegaras tarde, si es que llegas.  De pronto, los conductores a tu alrededor comienzan a tocar la bocina de sus autos sin parar y tú te les unes en el escándalo como si eso fuese a hacer desaparecer a todos los coches frente a ti.  Tu hija, que va contigo, te pregunta porque lo haces y tú le contestas con un grito: “¡Cállate y déjame en paz!”.

¿Te ha sucedido algo similar alguna vez?

Creo que la mayoría de mujeres actuamos muchas veces de tal forma que, si nos grabaran y nos pasaran la película unas horas después, la verdad es que no nos reconoceríamos.

Lo que sucede en estos casos es que reaccionamos en lugar de responder.

La diferencia entre reaccionar y responder es que las mujeres generalmente reaccionamos ante ciertas circunstancias y personas en función de experiencias de nuestro pasado, en lugar de responder con base en la experiencia que deseamos vivir en el momento presente.

Si tu pareja, tu jefe, o en su tiempo tus papas, son de los que gritan y se alteran cada vez que se sienten en una situación de estrés, es muy probable que tú te hayas condicionado inconscientemente a reaccionar de la misma manera, ya que es “a lo que estas acostumbrada”.  Es por eso que si, como en el ejemplo que di al principio, te sientes estresada, muy probablemente reacciones pegando de gritos a quienes están junto a ti.

Si no has identificado esto como una experiencia del pasado que está viniendo a alterar tu presente, el gritar bajo estrés continuará siempre siendo tu reacción.

Ahora bien, tú tienes la opción de cambiar esto, si así lo deseas.  Tú puedes elegir RESPONDER en lugar de REACCIONAR ante cualquier situación.  Tu puedes decidir cuánto quieres que te afecte cada situación en el aquí y el ahora, momento a momento.  Para hacer esto todo lo que necesitas es ser consciente de lo que estas sintiendo.

Tú puedes decidir si quieres reaccionar al embotellamiento tocando la bocina del coche como una histérica y gritándole a tu hija, o si en lugar de eso mejor decides responder conscientemente al “problema” y usar esas horas con ella para platicar o para escuchar juntas algún programa de radio.

Siempre tienes la oportunidad de elegir entre responder o reaccionar.  La elección es tuya.

¿Tú cuál prefieres?

Sé un imán del amor

Un tema que muchas de las mujeres que siguen este espacio de 40ymas comparten muy seguido es el hecho de que no tienen pareja y les gustaría tenerla.

Muchas no la tienen porque terminaron una relación recientemente. Otras no tan recientemente, y varias simplemente porque nunca han deseado tener un hombre estable en sus vidas.

“¿Para qué necesito un hombre en mi vida?”, es una pregunta común entre mujeres de nuestra edad. “Soy independiente y autosuficiente, no me hace falta” afirman muchas.

Es cierto, a esta edad la mayoría de las mujeres somos independientes y autosuficientes y no “nos hace falta” tener a un hombre a nuestro lado para subsistir.  Y eso está muy bien, ya que una relación sana de pareja a cualquier edad no debe estar basada en la dependencia, sino en el amor.

Una relación no es para depender y necesitar del otro, sino para amar y compartir.

¿Quieres realmente atraer a un hombre a tu vida? Pues bien, lo que necesitas es estar lista para amarlo, pero para esto debes comenzar por amarte mucho a ti misma.  Entonces, Y SOLO ENTONCES, ese hombre llegará a tu vida “solito”, sin necesidad si quiera que salgas a buscarlo.  El llegará a ti atraído por todo ese amor que tienes para compartir.  ¡Así de fácil!

Trabaja mucho en tu amor por ti misma.  No en quererte o gustarte, sino en AMARTE y aceptarte incondicionalmente.  Llegará un momento en que ese amor crecerá tanto que va a empezar a fluir y a desparramarse de tu corazón.  Se te comenzará a notar en tus palabras y acciones, y todo ese amor que reflejas de adentro hacia afuera de tu SER es lo que atrae a los demás hacia ti… especialmente a tu otra mitad.

Ese hombre ya existe.  Ya está ahí, listo para llegar a tu vida.  Para compartirlo todo contigo.

Tu amor a ti misma es el imán que lo atraerá hacia ti.

Por eso cuando te sientas sola o con muchas ganas de estar en una relación de pareja, trabaja en tu amor por ti misma, haz algo por ti, amate y consiéntete.

Porque a solo través de ese amor es como tu otra mitad se hará presente en tu vida, para entonces disfrutar juntos el proceso de llegar al siguiente nivel del amor: El dejar a un lado el TU y YO para convertirse en “NOSOTROS”.

Y coincidir…

“Tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio… ¡y coincidir!” “Tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio… ¡y coincidir!” Esta frase pertenece a una canción escrita por Alberto Escobar que siempre me ha gustado mucho pero que hasta ahora, como mujer de más de 40, resuena realmente en mi alma.

Hasta hace no mucho cuando alguien entraba a mi vida, y causaba un impacto en ella, creía realmente que era algo que “me estaba sucediendo”, que era una coincidencia pero en el sentido de que debía ser una casualidad el hecho de que nuestras vidas se hayan cruzado.

Pero ahora sé que no es así.  Ahora sé en mi corazón que mi vida siempre va a coincidir con la de personas especiales.  Especiales porque están ahí justo en el momento que debe de SER.  Ni un minuto antes, ni un minuto después.  Coinciden conmigo no porque sea una casualidad, sino una causalidad de la vida.  Porque yo tengo algo que aportar en su vida y él o ella tiene algo que contribuir en la mía.

Lo que los demás traen a nuestra vida depende de nosotras. De cómo deseamos enfrentar cada experiencia que compartimos con los demás.  De qué forma decidimos dar a cada vivencia en la que nos relacionamos con los que coincidimos en este mágico mundo:

  • Porque nosotras tenernos el poder de decidir si queremos basar cada relación en amor o en temor.
  • Porque nosotras tenemos el poder de decidir si fomentar una relación o terminarla.
  • Porque nosotras tenemos el poder de decidir  si el coincidir con alguien precisamente HOY es un regalo de la vida o una maldición.

Por eso te invito a que tomes unos minutos y mires a tu alrededor.

Observa a quienes forman parte de tu mundo en este momento: a tu familia, a tus compañeros de trabajo, a tus amigos, a tus amigas de Facebook, a tu pareja…  ¡y permítete vivir plenamente cada una de esas coincidencias que la vida te esta regalando!