Haz caso a tu instinto

Todas las mujeres experimentamos momentos de intuición, corazonadas, o eso que comúnmente llamamos “nuestro sexto sentido”, pero… ¿cuántas de nosotras hacemos realmente caso a esa voz interior?

La intuición es el saber algo sin ser capaz de explicar cómo se llegó a esa conclusión. Es el que una misteriosa corazonada o instinto resulten ser atinados cuando los analizamos en retrospectiva.

Lo que sucede es que hay veces que almacenamos información sin darnos cuenta (como el lenguaje corporal de otras personas) la cual queda registrada en nosotras como una sensación que no se puede articular en ese momento, pero que bien podría ser válida.

Puede ser difícil depender de algo que no entendemos totalmente y quizá no debamos basar cada una de nuestras decisiones en la intuición, pero imagina que un día te levantas y te sientes con muchísima suerte ¿dejarías pasar la oportunidad simplemente porque todo lo que tienes es una “simple corazonada”?

Como todo sentimiento que fluye a través de nosotras ¡deja tu instinto fluir!  Dejar fluir nuestras emociones, sin lastimarte a ti y sin lastimar a los demás, es uno de los secretos para ser realmente feliz.

Si tienes ganas de probar tu suerte hazlo con cautela y  sin riesgos.  Compra un billete de lotería o visita una de las páginas seguras en internet que ofrecen juegos en un ambiente seguro y legal, como son los juegos de Botemania bingo online en botemania.es

Con esto no te estoy invitando a que cada vez que te sientas “suertuda” te gastes tu ingreso entero jugando en línea, sino que simplemente canalices tu intuición femenina de una manera sana.

Lo importante es no reprimir tu instinto, que es algo que muchas mujeres desafortunadamente hacemos.  Hemos crecido escuchando que el seguir nuestras corazonadas es actuar irracionalmente, y nos da un miedo terrible el actuar nuestros instintos por miedo a ser juzgadas.

¡Y como no nos va a dar miedo si a lo largo de la historia las mujeres que han actuado conforme a su sexto sentido han sido acusadas de brujas y quemadas en la hoguera!

Por eso la próxima vez que tengas un presentimiento, te invito a que recuerdes que nuestro instinto es algo implícito en nuestra femineidad.  ¡No lo reprimas! Mejor vívelo y disfrútalo, ya que es un llamado más de tu corazón a escucharlo.

¿Quién te lo impide?

¿Te gustaría tomar un curso o taller sobre algo que te apasiona, o adoptar un nuevo hobby, o cambiar de trabajo, o iniciar un negocio propio, o retomar tu carrera universitaria, o volver a la escuela y terminar la preparatoria…?

¿Contestaste SI a alguna de las preguntas anteriores? Entonces, te has preguntado alguna vez “¿por qué no lo hago y qué es lo que me impide que cumpla mi sueño de hacer lo que deseo académicamente o profesionalmente?”

Seguramente tu respuesta sonará algo como: “porque… no tengo dinero, no tengo tiempo, no tengo el apoyo de mi familia, no tengo la edad, no tengo la seguridad de que lo pueda lograr…”

En realidad todo lo anterior son solo excusas.  Son maneras de responsabilizar a otros de tu éxito o fracaso en la vida y de manifestar tu miedo a descubrir que en realidad tienes la capacidad de llegar tan alto y tan lejos como tú te lo propongas.

Así es, quien generalmente nos impide que logremos nuestros sueños y alcancemos nuestras metas no es nadie más que nosotras mismas.  Las mujeres somos muy buenas para boicotear nuestra felicidad cuando en el fondo de nuestro corazón sabemos muy bien que contamos con una gran fortaleza y tenacidad.

Esa fortaleza y tenacidad las usamos día a día para proteger a nuestra familia de las adversidades y para impulsar a nuestros hijos a crecer como personas integras.  Y se nos olvida que esas cualidades tan femeninas las podemos usar también a nuestro favor para convertir nuestros anhelos en experiencias personales que nos lleven a la plenitud.

Por eso te invito a que en tu próximo momento de  calma y reflexión tomes papel y lápiz y anotes eso que te gustaría con todo tu corazón hacer o estudiar o emprender.   Luego escribe todas las “excusas” que te has dado hasta ahora para no materializar tus sueños.  Finalmente, anota junto a cada excusa un muy grande “¡SI PUEDO!”, cierra tus ojos y visualízate sobrellevando esos obstáculos que has creado en tu mente.

Porque TU puedes hacer todo lo que deseas para ser feliz siempre y cuando creas en ti misma y en tu potencial para hacerlo y serlo.

Lo que no se comparte, se pierde

Los humanos, y muy especialmente las mujeres, somos SERES sociales por excelencia.  El compartir es parte de lo que somos y lo que nos ayuda y motiva a evolucionar intelectualmente, emocionalmente y, sobretodo, espiritualmente.

Ahora bien, fuera del aspecto cerebral, del compartir nuestros conocimientos y experiencias… ¿qué tanto compartimos realmente nuestra esencia con los demás?

¿Qué tanto compartes TU tus emociones, tus sentimientos y sobre todo tu amor y belleza interior con los que te rodean?

El miedo a SER nosotras mismas, el temor a que “nos traicionen”, el pavor a que “nos lastimen”, el pánico al “¿qué dirán?” nos ha llevado a muchas mujeres de 40ymás a protegernos con capas y capas de prejuicios, acondicionamientos y actitudes que no nos permiten liberar y compartir todo el amor que vive dentro de nosotras.

Porque dentro de ti hay mucho, ¡pero mucho amor! Todo es cuestión de dejarlo salir.

Piénsalo así: si la historia de un país no se escribiera en algún lado, se perdería.  Si las formulas científicas no se enseñaran en las escuelas, se perderían.  Si el producto de la inspiración de un poeta no se plasmara en un libro, se perdería.

  • Si lo bello que llevas dentro no lo compartes con los demás, se perderá.
  • Si lo único que expresas hacia tu exterior es tu frustración o tu enojo, eso perdurará.

La elección es TUYA.

Por eso te invito a reflexionar en la importancia de compartir no solo tus conocimientos con los demás, sino también tus sentimientos y tu belleza interior.

Te invito a decidir por ti misma el cómo hacerlo: ¿Quizá te gusta expresar lo que llevas dentro dibujando… o escribiendo… o bailando? ¿Ó quizá prefieres compartirlo mediante una palabra sincera con alguien que amas y a quien sientes que no se lo dices lo suficiente? ¿Ó probablemente lo tuyo sea regalarle un abrazo amoroso a tu pareja, a tus hijos o a tus padres frecuentemente?

Solo TÚ sabes bien qué es eso que llevas dentro de ti y que deseas que no se pierda.

¡Escucha a tu corazón y comienza hoy mismo a disfrutar el COMPARTIR con los demás!

Ten fe en ti

El otro día leí una historia, la cual no he podido comprobar todavía si es real o mito, pero me gustó tanto su mensaje que la comparto hoy con ustedes:

Un día Picasso se encontraba haciendo un recorrido de una escuela con una persona que deseaba comprender por qué las instituciones educativas del país les fallan a sus alumnos.  Entonces Picasso entró a un salón de clases de niños de 6 años de edad y les preguntó: “¿quién de ustedes es pintor?” y todos los niños alzaron la mano. “¿quién de ustedes es bailarín? … ¿cantante? … ¿cuenta cuentos?”  Y después de cada pregunta todos los niños alzaron la mano.

Picasso fue entonces a otro salón e hizo las mismas preguntas.  Pero en esta ocasión se trataba de muchachos de 17 años y muy pocos de ellos alzaron la mano.

“Ahí está el problema” dijo Picasso.  Las escuelas no entrenan a los niños para ser pintores, bailarines, cantantes o cuenta cuentos.

¿Te identificas con la historia?  ¡Claro! A muchas de nosotras nos han hecho creer que no podemos SER todo eso que deseábamos ser cuando éramos más jóvenes o, peor aún, todo eso que deseamos SER el día de hoy.  ¡Pero por supuesto que podemos serlo!

La decisión de ser quien tu deseas SER no es de los demás, sino tuya.  Nadie te ha forzado a punta de pistola a vivir la vida que vives y tú puedes cambiar todo lo que no te gusta por eso que te apasiona simplemente si tienes FE en TI MISMA y en lo que eres capaz de hacer.

Recuerda que quejarse de algo NO es cambiarlo.

Recuerda que querer es poder.

Y nunca olvides que TU puedes hacer de tu vida lo que deseas, pues si tu no lo haces ¿entonces quién?

El video que comparto a continuación nos recuerda que todo, absolutamente todo, depende de nuestro estado mental.  Tu misma creas la realidad que estás viviendo y tienes la posibilidad de elegir si deseas una vida llena de amargura o una vida plena y llena de felicidad.

Todo es cuestión de tener FE en TI.

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