No todo lo que brilla es oro…

No todo lo que brilla es oro

¿Te ha pasado alguna vez que tomas una decisión creyendo que realmente es la mejor, solo para darte cuenta que te dejaste llevar por algo trivial en lugar de algo significativo?

El casarte con un hombre sólo porque es guapo o rico, ignorando su forma agresiva o dominante de ser, o el aceptar un trabajo por el gran sueldo y prestaciones haciendo ojo ciego a la filosofía de la empresa en la que te estas metiendo, son dos ejemplos comunes de momentos en que un “brillante” exterior nos vuelve ciegas a la realidad de una persona o suceso.

La mayoría de las mujeres reaccionamos con frustración y un sentimiento de sentirnos “atrapadas” por la circunstancia.  Muchas otras se sienten víctimas de la vida por “empujarlas” a tomar la decisión incorrecta. Algunas simplemente deciden salir huyendo de la situación sin pensar dos veces en las posibles consecuencias.

Mi vivencia es que todas las decisiones que he tomado y de las cuales tarde o temprano siento que no son la mejor porque el brillo falso de las mismas me “hechizó”, han resultado ser una pieza importante en mi aprendizaje para convertirme en una mejor versión de mi misma.

Eso sí, NINGUNA vez esto ha sido evidente inmediatamente.  Han llegado a pasar meses, años y hasta décadas antes de ver cuál fue el verdadero papel de esa experiencia en mi crecimiento interior.

Esto no quiere decir que te sugiero que cuando te sientas en medio de una relación dañina o un trabajo agobiante, te quedes ahí esperando el mensaje que la vida te tiene.

Lo que si te invito es a no ser tan dura contigo misma cuando te das cuenta que podrías haber tomado otra decisión sobre cualquier circunstancia; y cuando esto suceda procures dar un pequeño paso hacia atrás y ver el para qué elegiste ese camino, como puedes hacer para disfrutarlo y no sufrirlo mientras cambias nuevamente tu dirección y enfocarte en seguir enriqueciendo tu vida con todo tipo de experiencias.

¡Porque finalmente TU eres la suma de TODAS tus experiencias!

40ymas el Libro

El amor de pareja ¿complemento o suplemento?

Hace unos días entré en un pequeño debate con alguien que quiero mucho sobre un comentario que hizo sobre encontrar su “media naranja”.

Yo he escrito esa frase en algunas ocasiones para referirme a la relación de pareja, pero nunca me ha gustado mucho usarla ya que implica que somos la mitad de algo, y que para estar completas forzosamente necesitamos de alguien más.

Ni tú, ni yo, ni nadie estamos incompletas, ni tenemos la necesidad de una pareja para “completarnos”.  Todo, absolutamente todo lo que necesitamos para ser felices existe dentro de nosotras: amor, compasión, seguridad, fortaleza, valentía…  y para tenerlo simplemente hace falta buscarlo en nuestro interior.

El amor de pareja no es un complemento, sino más bien un suplemento.

No un suplemento en el sentido de que suple algo o lo completa, sino en el sentido de que lo aumenta, lo enriquece y lo fortalece.  Algo así como un suplemento alimenticio o el suplemento de una revista.

Cuando vivimos una relación de pareja, lo que tenemos ante nosotras es la oportunidad de compartir lo que ya somos con alguien más.  Y lo que se comparte crece y se expande.

Es como si tienes una colección de recetas de cocina que tu has escrito y las guardas en un cajón.  Seguirás disfrutando de las delicias que tu puedes crear con tu familia y amigos cercanos siempre, pero hasta ahí.  Si las compartes con tus amigas, esas recetas crecerán y llegaran a más personas que disfrutaran de tus guisos enaltecidos por la combinación de tu inspiración y su sazón.

Tu ERES una fuente infinita de amor.  El amor vive en ti y cuando lo compartes ese amor crece y llega a más personas.

Un suplemento alimenticio fortalece tu alimentación, como el amor de pareja fortalece tu amor por ti misma, si aprendes a amar incondicionalmente.

El suplemento de una revista enriquece el contenido de la edición original, como el amor de pareja enriquece tu capacidad de proyectar tu amor interior hacia el exterior. El amor de pareja es un suplemento de tu amor interior.

Por eso te invito a recordar que NO necesitas de una pareja para vivir en amor, pero que si llegas a vivir esa experiencia lo hagas TOTALMENTE y disfrutes el hecho de que tu vida se está haciendo más rica y fuerte gracias a ese amor que tienes la oportunidad de compartir.

Belleza interior

¿Te has puesto a pensar alguna vez cómo la mayoría de las mujeres medimos nuestra imagen?  Desafortunadamente muchas de nosotras, aun después de haber cumplido los cuarenta, nos miramos a través de los ojos de los demás, y permitimos que sean otros los que nos definan. ¿No crees que hay algo un poco errado en esto?

Vamos a analizarlo juntas por un momento. Todo lo que somos –nuestra esencia– se origina dentro de nosotras mismas. Nuestro cerebro almacena los recuerdos de nuestro pasado. También guarda todo el conocimiento adquirido a partir de nuestro comportamiento aprendido como lo es andar en bicicleta o caminar. Una “etiqueta emocional” ha sido atribuida a cada uno de estos eventos y no hay manera posible de que otro ser humano pueda tener acceso a las impresiones de nuestro cerebro.

Si estamos de acuerdo que así es, entonces  ¿cómo podemos permitir que alguien que nos mira desde “el exterior” nos diga no solo como somos, sino como debemos ser?

En nuestras acciones proyectamos nuestra belleza interior. Si a alguien no le gusta lo que proyectamos, entonces nos están rechazando.  Sí, estoy de acuerdo que el rechazo es algo muy doloroso, pero no es nuestro dolor. El dolor pertenece a la otra persona. Si él o ella tienen un problema con lo que ven en nosotros y nos lo comunican de una manera agresiva o a manera de ataque, entonces el problema está en su forma de vernos.

Estoy de acuerdo que todas tenemos rasgos en nuestro carácter que pueden molestar a otras personas.  Una persona que en realidad te quiere te lo hará notar con amor y no con crítica.  Te lo dirá con el fin de ayudarte y porque realmente es lo mejor para ti.

Y cuando esto sucede estas recibiendo un gran regalo: ¡la oportunidad de crecer y evolucionar como persona!

Parte del proceso de crecer internamente es el aceptar los rasgos de nuestro carácter que no necesitamos más y deshacernos de ellos.

Re-inventarnos como mujeres es fantástico, siempre y cuando lo hagamos por nosotras mismas y no por alguien más.

Los que no merecen ser mencionados

Los que no merecen ser mencionados

Hace unos días se llevó a cabo una masacre sin precedentes por un hombre que abrió fuego en dos mezquitas de Christchurch, un tranquilo pueblo de Nueva Zelanda. El último recuento de víctimas era de 50 fallecidos y más de 30 heridos que permanecen hospitalizados.

A partir de este triste evento, la primera ministra de ese país, Jacinda Arden, dio un gran ejemplo de liderazgo femenino al afirmar que jamás mencionará el nombre del autor de la matanza: “no le daremos nada, ni siquiera su nombre”, dijo la mandataria.

Su decisión me parece admirable y totalmente alineada con la de una mujer digna. Una mujer que sabe perfectamente que la persona que decidió cometer un crimen de tal magnitud no merece recibir reconocimiento alguno, mientras que las víctimas si merecen ser recordadas.

Y esto es de muchas maneras aplicable a nuestras propias experiencias de vida.

Tu “Christchurch” personal puede tomar diferentes formas: desde una relación abusiva, o un jefe ofensivo, o un compañero de trabajo grosero, o cualquier persona de la que sientas que estas recibiendo una agresión.

Lo más indicado en todas estas circunstancias es darte tu lugar y alejarte de esa persona, pero evidentemente no siempre es posible hacerlo inmediatamente. A veces toma algo de tiempo formalizar una separación o cambiar de trabajo, por ejemplo.

Lo que si puedes hacer, mientras te deslindas de la situación, es quitarle el poder a la persona que te está lastimando. ¿Cómo? Enfocándote en tu propia sanación, en tu propio desarrollo y crecimiento mientras dejas de pensar en tu agresor.

No mencionar o no darle importancia a esa persona no la va a hacer desaparecer, pero te va a ayudar a poner toda tu energía en la persona que más merece ser feliz: ¡TU!

40ymas el Libro