En el proceso de conocernos mejor a nosotras mismas, crecer como personas y conectarnos con nuestra verdad, muchas mujeres de 40 y más hemos probado casi de todo. Desde meditar, hacer yoga, practicar una religión, atender retiros espirituales, leer libros de gurús y expertos en superación personal, hasta hacer cursos sobre astrología o numerología.
Todo esto está perfectamente bien si sientes que te ayuda a apagar tu mente del ruido externo y a escuchar mejor los deseos de tu corazón. Si te ayuda a fomentar la reflexión y a vivir de una manera más abierta y consciente de que es lo que realmente estás haciendo y siendo en este mundo.
Pero la realidad es que tu verdadero crecimiento como mujer nunca va a suceder cuando estas en ese espacio de paz total. Donde realmente te enfrentaras con la verdadera TÚ es en los momentos en que algo te altere.
Tu YO molesto, tu YO enojado, tu YO frustrado es probablemente un estado más frecuente que tu YO meditativo. Es muy común en la sociedad actual que un embotellamiento de tráfico, una noticia en la radio, un comentario fuera de lugar, o hasta leer un tweet o un post en Facebook nos altere la paz de un segundo al otro.
Es en esos momentos difíciles donde tenemos la verdadera oportunidad de crecer. Cuando estamos en proceso de actuar de la misma manera que hacemos siempre a un estímulo externo que nos molesta – con agresividad, enojo o frustración – y en lugar de reaccionar decidimos responder de una manera diferente, es exactamente en ese momento en que verdaderamente logramos dar un paso hacia la mujer que todas deseamos ser: una mejor versión de nosotras mismas.
Mi invitación es simple: la próxima vez que suceda algo que no te guste, recuerda que tienes frente a ti una fantástica oportunidad de crecimiento personal y de demostrarte a ti misma que tú tienes el poder de decidir si reaccionas como siempre lo has hecho o si creas una nueva situación a partir de tu respuesta.