Llevo varios días con una canción de Mecano rondando en mi cabeza y no me la puedo sacar de la mente.
Cuando lo anterior sucede, me he dado cuenta que generalmente es porque existe algún mensaje que me estoy tratando de dar a mí misma que no estoy queriendo escuchar, y mi inconsciente busca la manera más creativa de lograrlo. Es como si me alguien me estuviera enviando un correo electrónico y mi charola de mensajes recibidos está saturada, así que no queda de otra que llevarme una serenata que suena y resuena hasta que finalmente la escucho.
¿Un mensaje a ti misma, Blanca? ¿Una serenata? ¿Pero qué te has vuelto loca? Probablemente estés pensando mientras lees esto.
Pero la idea no es tan descabellada. Pregúntate por un momento: ¿quién es la persona que mejor te conoce en este mundo? No es tu madre, ni tu padre, ni tu pareja, ni tus hijos, ni tu mejor amiga de toda la vida. Esa persona eres TU misma. Lo que sucede es que pocas veces nos preocupamos por nutrir esa relación con nuestro SER interior simplemente porque o no nos interesa, o no pensamos que sea importante, o porque estamos muy ocupadas con “el barullo de los tiempos”, como dice esa canción de Mecano que sigue rondando mi mente.
Pero aunque no fomentemos esa relación a través de la contemplación, el escribir, el meditar, las artes, o alguna otra actividad que nos conecte con nosotras mismas, eso no significa que no exista eso a quien algunas personas llaman alma, o esencia, o espíritu, o SER interior.
Y ese SER interior es muy real y está ahí. Es una parte integral de quienes somos. Nuestro SER exterior se relaciona con la experiencia que tenemos con el mundo externo, y el SER interior la que llevamos con nuestro mundo interno. Ambos seres se complementan y se nutren uno de otro.
Cuando llevamos una verdadera relación con nosotras mismas, lo que sucede es que se abre naturalmente el canal de nuestra intuición y nuestra creatividad para que éstas fluyan de adentro hacia afuera. Es cuando más plenas y felices nos sentimos porque nos vemos y reconocemos como las creadoras de nuestra propia vida.
Pero cuando no hacemos caso a nuestro SER interior, éste encuentra la forma de enviarnos los mensajes que necesitamos de múltiples maneras: una frase inspiradora con la que “te topas” sin querer en Facebook, o las palabras de un perfecto desconocido que escuchas en la cola del cine, o la letra de una canción que no te puedes quitar de la cabeza…
Por eso, cuando tú misma experimentes una situación como las anteriores, te invito a reflexionar sobre que tanto te has olvidado de tu ser interior últimamente y que escuches atentamente al mensaje que te está enviando, porque ese mensaje ¡es un REGALO que te estás dando a ti misma por algo y PARA ALGO!