El ritmo de la vida

Todo llega a su tiempo

¿Cuántas veces has sentido que por más esfuerzo que haces no logras lo que anhelas? ¿Cuántas veces le has “echado muchas ganas” a un proyecto o una idea o a una relación y parece que el mundo conspira en tu contra para que tu deseo no se materialice?

Creo que lo anterior es algo que a todas nos ha sucedido alguna vez.  Ponemos el 100% de nuestra dedicación y energía en lo que sentimos es el mejor plan para nosotras y simplemente no se da.

¿Por qué sucede esto si yo siempre he dicho que cada una de nosotras es creadora de su propia vida? ¿Por qué la vida no nos recompensa con el éxito que merecemos cuando ponemos nuestro mejor esfuerzo en lograr nuestros deseos?

La respuesta es muy simple… y no tanto.

Lo que sucede es que no tomamos en cuenta la importancia del ritmo de la vida.  Así es, el RITMO de la vida.  Esto quiere decir que las cosas no van a suceder a nuestro tiempo o en el tiempo que nosotras decidimos, ya que esto sería como pensar que tú y yo tenemos control sobre la naturaleza.

Estar en sintonía con el ritmo de la vida es aceptar que las cosas fluyen en el momento que DEBEN fluir,  ni un minuto antes, ni un minuto después.  Y ninguna de nosotras puede controlar eso.  Lo que si podemos controlar es nuestra relación con este ritmo, el aceptar que ASI ES y estar en paz con ello.

Esto no quiere decir que debemos dejar de trabajar por lo que deseamos con pasión y entrega, o que deberías tomar la actitud de que las cosas “te pasan” y no que tú las creas.

Porque tu actitud hacia lo que te rodea, hacia los que te rodean y hacia el ritmo de la vida la decides TU MISMA.

Tú decides si perder la paciencia en el proceso de no tener lo que quieres cuando lo quieres y como lo quieres… o tú decides si reconoces que eres parte de un TODO maravilloso que fluye a un ritmo que es simplemente perfecto y que lo que llega o no llega a tu vida es siempre LO MEJOR PARA TI.

40ymas el Libro

¿Qué son las enfermedades?

Cada célula de tu cuerpo responde a cada cosa que piensas.Algo que nos ha pasado a todas las mujeres de 40ymás es que nos hemos enfermado de algo que no esperábamos en algún momento de la vida.

En realidad, creo que no existe una enfermedad que “esperábamos”, no conozco a nadie que conscientemente vaya por la vida deseándose enfermar.  Sí, es cierto que hay mujeres que disfrutan mucho de  la atención que reciben cuando se enferman y por eso se convierten en “hipocondriacas”.  Todas conocemos a alguien así.

Yo estoy escribiendo esto precisamente con una gripa no bienvenida.  Tenía toda la intención de hacer varias cosas este fin de semana (entre ellas escribir), y al verme en esta condición decidí compartir un poco con ustedes lo que aprendido a través de los años sobre lo que son las enfermedades.

La realidad es que nosotras somos responsables de casi todas las enfermedades de nuestro cuerpo. Nuestra relación con nuestro cuerpo y nuestros órganos, como todo lo demás en la vida, es un espejo de lo que interiormente pensamos y creemos.   Es decir, cada célula de tu cuerpo responde a cada cosa que piensas.

En la mayoría de los casos, nuestros patrones de pensamiento son las causas de nuestras enfermedades físicas.  Y cuando entiendes de donde proviene una enfermedad te puede ayudar a deshacerte de la causa y así puedes ayudar a tu cuerpo a sanar.

Esto no quiere decir que la enfermedad es causada exclusivamente y en todos los casos por nuestras emociones, pero si estas propensa a enfermarte de algo, hay pautas mentales que funcionan como el “gatillo” de la enfermedad.  O si ya estas enferma de algo, puedes empeorar debido a tus pautas mentales.

Por esto es que cuando descubrimos cuál es la pauta mental que hay detrás de una enfermedad, tenemos oportunidad de cambiar esa pauta y, por consiguiente, ese malestar.

Como mencione anteriormente, la mayoría de las personas no quieren ponerse enfermas en un nivel consciente, y sin embargo cada malestar que tenemos es un maestro. La enfermedad es la manera que tiene el cuerpo de decirnos que en la conciencia hay una idea falsa. Algo de lo que creemos, decimos, hacemos o pensamos no es para nuestro mayor bien.

Según las culturas orientales estas algunas de las pautas mentales que nos provocan ciertas enfermedades comunes:

Enfermedad

Pauta mental

Anemia

Miedo a la vida. Actitud de “Si, pero…”

Ansiedad

Falta de confianza en que la vida fluye

Artritis

Resentimientos.  Sentirse no amado

Hipertensión arterial

Situaciones emocionales no resueltas

Bronquitis

Situación familiar intensa

Cáncer

Herida emocional profunda, secreto o tristeza

Gripe

Confusión mental, desorden

Problemas con las manos

No dejar ir, no “manejas” bien las cosas

Enfermedades “-itis”

Miedo

Problemas estomacales

Miedo al cambio

Roncar

Rechazo a cambiar viejas pautas

Problemas en los ovarios

Falta de aceptación a tu propia creatividad

Rodillas

Orgullo, inhabilidad a ser flexible

Yo siempre me imagino que el cuerpo nos da jalones, diciéndonos: ¡Préstame atención, por favor!

Por eso hoy te invito a escuchar a tu cuerpo.  Porque nuestro cuerpo nos habla y cualquier proceso de salud, desde una gripe hasta un cáncer, nos da la oportunidad de aprender a amarnos, a valorarnos, a adaptarnos, a mirarnos, a tener conciencia, a ser más humanas, más solidarias, y sobre todo a aceptarnos.

Cuando los hijos se van

Cuando los hijos dejan el hogar“Cuando los hijos se van” ¡no es el título de una telenovela!, es algo que tarde ó temprano nos sucede a todas las madres del mundo.

Es cuando nuestros “bebés” se embarcan en la aventura que es vivir por su cuenta, ya sea porque se mudan a otra ciudad a estudiar ó trabajar, se casan, van a hacer su servicio militar ó simplemente porque deciden irse a vivir a su propia casa.

Generalmente esto sucede cuando tenemos más de 40 años, y aunque somos mujeres maduras y con experiencia, esto no significa que seamos completamente inmunes a lo que se conoce como el “síndrome del nido vacío”.

Estos son seis consejos útiles que te pueden ayudar a enfrentar la sensación de pérdida (que puede ser abrumadora) y a sentirte en paz con este cambio:

1. Acepta que es totalmente normal sentirse muy emocional al principio, así que no ocultes tus emociones y llora cuando sientas ganas de que llorar. Pero después de hacerlo, siéntete orgullosa de que tú y tu hijo han llegado a este momento del camino.

2. Piensa que así como tu hijo está entrando a una nueva etapa de su vida, tú también lo estás haciendo. Si tu hijo cuidaba de ti emocionalmente, ó si tu hija era tu constante compañera, es hora de dejarlos que inicien su propia vida. Esto te obligará a reconsiderar tu propia vida y descubrir quién eres realmente y en dónde están tus intereses.

3. Reflexiona que la maternidad es un proceso evolutivo. Ya no serás parte de la toma de decisiones cotidianas de tu hijo – como qué comer o qué ropa usar – pero sigues y seguirás teniendo el papel de madre. Ahora le ayudaras, si el ó ella quiere, a tomar decisiones de mayor importancia tanto en su vida profesional como sentimental. Nunca dejaras de ser la madre de tu hijo, simplemente estas cumpliendo tu papel de lejos y de una manera diferente.

4. Recuerda siempre que tu hijo no se está alejando de ti pero ¡se está acercando a su propia vida! Y eso es algo que debes admirar y de lo que debes estar orgullosa ya que tú contribuiste a ese crecimiento.

5. Para ayudar a facilitar la transición, encuentra nuevas maneras de interactuar con tus hijos. Por ejemplo, para ayudarte a lidiar con la separación física, considera usar una cámara web. De esta manera se pueden ver al mismo tiempo que escuchar cuando se comunican.

6. Participa en actividades que te llenen y te gusten, como hacerte voluntaria en una noble causa, ó encuentra un nuevo pasatiempo en pintar, tejer, hacer ejercicio, etc. Encuentra la alegría en cosas nuevas aunque estas no involucren más a tu familia. ¡Aprovecha esta nueva etapa de tu vida para fortalecer la relación contigo misma!

Y cuando necesites algo de inspiración, recuerda las sabias palabras de Khalil Gibran:

Tus hijos no son tus hijos
son hijos e hijas de la vida
deseosa de sí misma.

No vienen de ti, sino a través de ti
y aunque estén contigo
no te pertenecen.

Puedes darles tu amor,
pero no tus pensamientos, pues,
ellos tienen sus propios pensamientos.

Puedes abrigar sus cuerpos,
pero no sus almas, porque ellas,
viven en la casa del mañana,
que no pueden visitar
ni siquiera en sueños.

Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no procures hacerlos semejantes a ti
porque la vida no retrocede,
ni se detiene en el ayer.

Tú eres el arco del cual, tus hijos
como flechas vivas son lanzados.
Deja que la inclinación
en tu mano de arquero
sea para la felicidad.

Se hace camino al andar…

Tu misma creas la vida que deseas¿Quién no ha escuchado alguna vez la bellísima canción “Cantares” de Joan Manuel Serrat, basada en un poema de Antonio Machado?  Yo siempre la he sentido como una verdadera oda a la vida.

“Caminante no hay camino, se hace camino al andar…”

Machado y Serrat encontraron la forma más bella de decir lo que yo siempre he dicho: que cada una de nosotras es arquitecto de su propia vida.  No hay un camino bueno, ni un camino malo que seguir, sino que todo, absolutamente TODO, es resultado de lo que deseamos crear en nuestra vida.  Todo es resultado de como decidimos vivir cada experiencia que se nos presenta.

Tu misma creas la vida que deseas: la vida que estás viviendo hoy y la que deseas vivir mañana no son más que un producto de tu propia creación.

La vida es muy simple. Recibimos lo que hemos dado. Todos somos responsables de todas las experiencias de nuestra vida, de las mejores y de las peores. Todos los pensamientos que tenemos van creando nuestro futuro. Cada uno de nosotros se crea su propia experiencia con las cosas que piensa y las palabras que dice.

Nuestras creencias son ideas y pensamientos que aceptamos como verdades. Lo que pensamos de nosotras mismas y del mundo se hace verdad para nosotras. Aquello que decidimos creer puede expandir y enriquecer nuestro mundo. Cada día puede ser una experiencia emocionante, jubilosa y llena de esperanza, pero también puede ser una de tristeza, limitación y dolor… y eso es TU decisión.

Lo que decidimos creer y pensar sobre nosotras mismas y nuestro entorno es lo que define nuestra experiencia de vida.

Tú eres dueña de tus pensamientos.  Tú controlas tus pensamientos.  Si cambias un pensamiento sobre algo que te molesta, te lastima o te duele, inmediatamente el sentimiento o emoción atada a ese pensamiento también cambia.

Es por esto que “el camino NO existe”, no está marcado, nadie tiene porque decirte como vivirlo… lo que SI existe es como decides TU construir tu propio camino llamado vida.