Diversidad con hechos, no con palabras

Tanto ha cambiado la conversación sobre los derechos de la mujer en los últimos años que se ha puesto de moda que instituciones, marcas y empresas busquen crear historias de diversidad para no ser criticadas como excluyentes.

Pero en el proceso de tratarse de posicionar como progresivos y alineados con la situación actual, quienes toman las decisiones sobre este tema tan sensible – y que muchas veces son hombres – no piensan en que la conversación de género no es algo que se resuelve hacia afuera con poner una cara femenina como embajadora de marca. El verdadero trabajo para crear espacios diversos debe comenzar desde adentro, con la contratación y promoción de talento femenino que aporte al crecimiento de la organización mientras se fomenta el equilibrio y la equidad.

Mucho ojo que mencioné TALENTO. Siempre, y sobre todas las cosas lo que se debe contratar o promocionar es talento, no género. Pero la oportunidad se debe abrir al talento femenino para participar en estos procesos que lleven a más mujeres cada día a posiciones de liderazgo.

Me imagino que si has leído hasta aquí probablemente te preguntaras “¿Y esto a mi qué, si yo no trabajo en una organización como la que comentas?”

Creo que esto nos incumbe a todas las mujeres, sobre todo a las de 40 años y más, porque aunque no tengamos un espacio en el mundo corporativo o político — donde quizá podríamos tener un impacto más inmediato – todas tenemos hijas o nietas o hermanas o sobrinas, y más importante: hijos o nietos o hermanos o pareja, que están directa o indirectamente involucrados en el crecimiento personal y/o profesional de otras mujeres.

Mientras más compartamos entre nosotras, y con los hombres de nuestra vida, el pensamiento de que la diversidad no es solo una palabra de moda sino un reflejo de la madurez de una sociedad que acepta y respeta la aportación de todos sus integrantes, más fácil será todo para las generaciones de mujeres que están hoy entrando al mundo laboral.

Cómo cultivar la amistad después de los 40: consejos para mantener relaciones duraderas y significativas

La amistad entre mujeres es una de las relaciones más importantes que podemos tener a lo largo de nuestras vidas. A medida que maduramos, es posible que nuestras amistades cambien y evolucionen, pero eso no significa que deban desaparecer.

Después de los 40 años, las mujeres pueden enfrentarse a una serie de desafíos que pueden afectar su vida social, como la maternidad, el trabajo a tiempo completo, el cuidado de los padres mayores y otros compromisos. Estos desafíos pueden hacer que sea más difícil encontrar tiempo para salir con amigas y mantener la amistad.

Sin embargo, la amistad entre mujeres es una de las cosas más importantes que podemos tener en nuestras vidas. Las amigas nos brindan apoyo emocional, nos ayudan a enfrentar los altibajos de la vida y nos proporcionan una red de apoyo en momentos difíciles. Además, pasar tiempo con amigas puede ser una forma divertida de desconectar del estrés de la vida cotidiana.

Entonces, ¿cómo podemos mantener nuestras amistades con otras mujeres después de los 40 años? Aquí hay algunas sugerencias:

Acepta que la amistad cambia: No te desanimes si tu grupo de amigas cambia. La vida cambia y es posible que algunas de tus amigas se muden, tengan hijos o se enfoquen en otras cosas. Eso no significa que ya no sean tus amigas; simplemente significa que la dinámica de la amistad ha cambiado.

Aprovecha las nuevas oportunidades: A medida que avanzamos en edad, podemos tener la oportunidad de conocer a nuevas personas a través de nuestro trabajo, nuestras actividades de tiempo libre o nuestras responsabilidades familiares. Aprovecha estas oportunidades para hacer nuevas amigas y ampliar tu red social.

Mantén el contacto: Aunque puede ser difícil encontrar tiempo para salir con tus amigas, es importante mantener el contacto regularmente. Puedes hacer una llamada telefónica o enviar un mensaje de texto para ver cómo están y recordarles que sigues pensando en ellas.

Para concluir, la amistad entre mujeres es una de las cosas más valiosas que podemos tener en nuestras vidas. A medida que pasa la vida, puede ser más difícil encontrar tiempo para salir con amigas y mantener la amistad, pero con un poco de esfuerzo y compromiso, es posible mantener y cultivar estas relaciones importantes. Así que aprovecha cualquier oportunidad que tengas para pasar tiempo con tus amigas, ya que te brindarán apoyo emocional, diversión y una red de apoyo en momentos difíciles.

La vida es como un río

Muchas veces se ha usado ya la analogía del fluir del río para contrastarlo con el fluir de la vida, donde el agua que observas o en la que nadas nunca será la misma de un momento al otro.

Pero creo que estarás de acuerdo conmigo en que la comparación puede ir un poco más allá. Cuando observas el recorrido de un río te das cuenta que tiene diversas etapas en su trayectoria hacia el mar. Igual que nuestra vida no es siempre constante, en el río hay momentos en donde el agua fluye tranquilamente y otros, como en los rápidos y las cascadas, en donde hay mucha actividad y estrés. Estas características del río son invariables.

Lo que puede variar es cómo decidimos cada una de nosotras viajar por el río. Las posibilidades en ese caso son casi infinitas: puedes elegir usar una balsa profesional con un equipo sofisticado, o recorrer algunos tramos sentada en un neumático con remos de juguete, o decidir aventurarte a nadar de vez en cuando. Puedes escoger usar herramientas que te ayuden a navegar mejor o recorrer el río con los ojos vendados como el personaje de Sandra Bullock en la película de Bird Box.

¡La decisión es totalmente tuya!

Igual que es tu decisión si prefieres recorrer el río total o parcialmente sola, o con amigos, o con familia, o con pareja. Si prefieres que tu recorrido sea un proyecto donde apoyas a otros a lograr cruzarlo, o si escoges solo enfocarte en sufrir los tramos difíciles, o quizá en disfrutar del paisaje y así aprender algo de cada parte del trayecto por muy duro que sea.

Te invito a recordar que finalmente todos los ríos llegan al mismo lugar: un mar al cual no le importa lo largo o corto, lo complicado o apacigüe, lo ruidoso o silencioso del recorrido. El mar, al final, recibe a cada uno de los ríos sin importarle de dónde vienen o cómo llegaron.

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Turbulencia a 30 mil pies de altura

¿Te has dado cuenta alguna vez que lo que sucede cuando vuelas en un avión es muy similar a lo que sucede cuando estás pasando por un momento difícil en tu vida?

Un avión llega a alcanzar velocidades cercanas a los 900 kilómetros por hora, es decir, se mueve extremadamente rápido.  Si pudieras viajar sentada en una de sus alas, seguramente el ruido, el frío y la sensación de movimiento a esa velocidad y a esa altura serían insoportables.  ¡Sería como vivir en una constante turbulencia a 30 mil pies de altura!

Por otro lado, sentada dentro del avión, en un vuelo sin contratiempos, la sensación puede ser de absoluta tranquilidad.  Casi no se siente el movimiento y puedes descansar o pasar un momento bastante pacífico sin sentir molestia alguna.

Lo anterior se parece mucho a lo que puedes experimentar cuando pasas por un momento de cambio en tu vida.  Realmente todo depende de si decides enfocarte en tu mundo exterior o en tu mundo interior.

Cuando te enfocas solamente en tu mundo exterior, en tu mente, en el “¿qué dirán?”, el “¿qué pasará?” y en los “¿por qué?”, un cambio o un problema puede percibirse como un acontecimiento que, por llegar veloz y repentinamente a tu vida, se encuentra fuera de tu control.

Pero cuando decides conectarte con tu mundo interior, con tu paz interior, con tu corazón, con esa mujer que TU eres (y no con la mujer que el mundo TE DICE que eres), te puedes enfrentar a los cambios o situaciones duras que se presentan en tu vida con mucha más tranquilidad, sabiendo que tú decides el efecto que esa situación tendrá en tu presente y en tu futuro.

Como en un avión, nosotras no somos el piloto de la nave.  Simplemente somos pasajeras que confiamos en que el destino, el Universo, Dios, la vida, el Creador, la Creadora (o como tú le llames a la fuente creadora de los que ERES) nos está llevando justamente a donde debemos estar, cuando debemos estarlo.

Nuestro trabajo no es elegir el destino, sino el lugar que deseamos en ese viaje. 

El lugar puede ser dentro del avión; o dentro del avión observando por la ventanilla lo que sucede afuera sin que esto te afecte; o sentada sobre el ala del avión sufriendo el frío y la turbulencia.

Por eso te invito a que la próxima vez que se presente un momento turbulento en tu vida, reflexiones sobre cómo decides afrontarlo:

¿Enfocada en lo que te dice tu mente y en lo que te dicen los demás? ó…

¿Siguiendo lo que te dice tu corazón sabiendo que todo tiene una razón de SER y que es tu decisión si sufres o aprendes de ese momento?

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