¡Que viva el voto femenino!

Hoy se celebra el 90 aniversario del sufragio femenino en EEUU y si nos ponemos a pensar no son muchos los años en que las mujeres tienen derecho a voto en la economía más grande de nuestro planeta.

El primer país que dio a las mujeres el derecho a voto fue Nueva Zelanda en 1893, pero no fue hasta 1919 que las neozelandesas obtuvieron el derecho a ser elegidas para un cargo político.

En nuestro rincón del mundo, el primer país en Latinoamérica que aprobó el sufragio femenino fue Uruguay en 1917; pero la mayoría de los países de habla hispana no dieron el derecho a las mujeres a votar y ser votadas sino hasta finales de los 40s y principios de los 50s, después de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos Políticos de la Mujer que se llevo a cabo en 1952.

Tristemente mientras que las mujeres no tenían derecho a votar y ser votadas para cargos políticos, representantes de un gran número de países del mundo participaban en el concurso “Miss Universo” de los años 20s y 30s (que en ese entonces se llamaba “El Concurso Internacional de Pulcritud”) en donde ahí si podían recibir votos pero no por su talento sino por cómo se veían en traje de baño.

Afortunadamente las cosas para la mayoría de las mujeres han cambiado y ahora tenemos el derecho a ser reconocidas tanto por nuestra belleza física como por nuestra capacidad intelectual.

Hoy en día la mayor parte de las mujeres tenemos la opción de elegir a nuestros gobernantes y a ser elegidas como gobernantes, así cómo de decidir nosotras mismas cómo deseamos vivir, qué estudiar, si casarnos o no y con quién, cuantos hijos tener, etc. etc. etc.

Por otro lado no hay que olvidar que todavía existen países en el mundo en donde las mujeres (y en algunos casos los hombres también) no tienen derecho a voto ni a vivir la vida que desean para ellas mismas.  En Bután solo puede votar una persona de cada familia, en Líbano el derecho a voto depende del nivel de educación de la mujer, en Arabia Saudita las mujeres no tienen derecho a votar, y en Brunei nadie puede votar debido al sistema político de ese país.

Sufragio femenino en España y América Latina

Pais Año en que se otorgó el derecho femenino a voto
Argentina 1947
Bolivia 1938 (derecho a voto con restricciones) 1952 (derecho a ser votadas)
Brasil 1932
Chile 1949
Colombia 1954
Costa Rica 1949
Cuba 1934
Ecuador 1929 (derecho a voto) 1967 (derecho a ser votadas)
El Salvador 1939 (derecho a voto) 1961 (derecho a ser votadas)
España 1931
Guatemala 1946
Honduras 1955
México 1953 (desde 1947 en elecciones municipales)
Nicaragua 1955
Panamá 1941 (con restricciones) 1946
Paraguay 1961
Perú 1955
República Dominicana 1942
Uruguay 1917 (por primera en 1927, en el Plebiscito de Cerro Chato)
Venezuela 1945

Paddy Jones: ¡76 años de puro ritmo salsero!

Sarah Patricia Jones es una de esas mujeres de más de 40 que realmente disfrutan de la vida.

En realidad, Paddy, como es mejor conocida, tiene (40+36=) 76 años de edad, siete nietos y un gozo por vivir que es verdaderamente contagioso.

Paddy nació en Inglaterra en donde comenzó a bailar danza clásica a los dos años y medio, algo que dejó de hacer cuando se casó con su marido David a los 22 años de edad.

Cuando David se jubiló la pareja se mudó a España y cuando el falleció, hace 6 años, Paddy decidió quedarse a vivir en éste país y comenzó a tomar clases de baile flamenco en la academia de baile de Nicolás Espinosa (Nico).

Nico, quien es 40 años más joven que ella, se dio cuenta de las cualidades de Paddy y la convenció para que aprendiese a bailar salsa, y fue así como formaron la pareja artística de salsa acrobática “Son del Timbal” con la cual han recorrido el mundo y han sido la sensación en varios concursos de talento.

Como dice Paddy: “Soy prueba viviente de que la edad no es una barrera.  Sé que la salsa acrobática no es el tipo de actividad en que la gente espera ver a una abuela de 76 años, pero cuando la música suena ¡yo lo único que quiero hacer es bailar!”

Te invito a disfrutar del espectáculo de Paddy y Nico …y la próxima vez que sientas que ya no tienes edad para montarte en una bicicleta, o para ponerte unos patines, o para aprender a esquiar, o para emprender algo nuevo, recuerdes a Paddy quien aprendió a bailar salsa hace tan sólo seis años y lo hace con el alma y maravillosamente bien.

Video: 10 consejos para mantenerte de buen humor

¿Te has preguntado alguna vez como es que hay personas que parecen estar siempre de buen humor?

En realidad, aun si tenemos una actitud positiva y hemos decidido tener una vida feliz, hay momentos en que nos enfrentamos con situaciones que simplemente nos ponen de pésimo humor.

La mayoría de las veces es fácil reconocer que es eso que nos ha alterado y entonces podemos trabajar internamente para que no nos afecte más.

En otras ocasiones, sin realmente entender el por qué, a muchas de nosotras nos dan rachas de mal humor y es entonces cuando es bueno saber que podemos hacer para evitarlas y sentirnos nuevamente serenas y en paz.

Algunos de los remedios contra las rachas de mal humor son preventivos, es decir, son cosas que debemos incluir en nuestra rutina ya que nos ayudan a mantener en alto nuestra auto-estima y nos recuerdan cotidianamente que a las primeras personas a las que debemos cuidar y consentir en este mundo somos a nosotras mismas. ¡Eso es algo que sin lugar a dudas nos mantiene de buen humor!

Otros son remedios que podemos usar en el momento en que sentimos que nos empieza a salir el “carácter Latino” y nos comienza a “hervir la sangre” por un enojo.

Este video incluye diez consejos que puedes encontrar útiles para mantener el buen humor, así como para evitar y/o salir rápidamente de uno de esos episodios de mal humor que sin ser invitados llegan a aparecer en nuestras vidas… todo lo que debemos hacer es ¡CREER EN NOSOTRAS MISMAS Y EN NUESTRA CAPACIDAD DE VIVIR SIEMPRE FELICES!

Visita 40ymasTV para ver este y todos los videos de 40ymas.com.

Tu voz: “El síndrome de Simba”

Si bien es cierto que cada una de nosotras tenemos nuestra muy particular forma de vivir los cambios y enfrentar las verdades con las que nos topamos en la vida, son pocas las mujeres que tienen el don maravilloso de usar elocuentemente la palabra escrita para expresar sus sentimientos sobre un tema tan profundo.

Hoy comparto con ustedes una hermosa reflexión de una mujer de 40ymás que lo hace fabulosamente bien: Yolanda Arellano Brun.

Yolanda es comunicóloga de profesión, pero también es muchas cosas más.  Dejo que esta mujeraza sensible y alegre se presente con sus propias palabras: “Me  llamo Yolanda Arellano Brun, nací hace 44 años en la Ciudad de México, lo cual sin duda alguna, me hace poseedora de un cierto grado de locura…

Estudié toda  la vida en colegio de monjas y sistema tradicional de educación.  Al terminar el bachillerato quise ser arquitecta y estudié dos semestres de la carrera hasta que decidí que quería dormir.  Finalmente me titulé como licenciada en Comunicación y trabajé en el área de publicidad, medios y mercadotecnia durante varios años. Actualmente estudio traducción e interpretación y el resto del tiempo lo dedico a mis dos hijos, a mi marido y a hacer lo que me gusta. He vivido algunos años en el Caribe siguiendo a mi esposo en sus proyectos de hotelería. Amo leer, escribir, viajar y conocer diferentes culturas;  el arte, conversar, oir música, el cine, cocinar, y juego tenis aunque bastante mal.”

Las frases favoritas de Yolanda son: “Escucha tus voces interiores antes de que llegues a ser un Don Nadie con éxito” y “A las personas hay que quererlas, no entenderlas”.

El síndrome de Simba

Por: Yolanda Arellano Brun

El Rey León es para mí una de esas películas que encierra una sabiduría sobre circunstancias que todos vivimos en algún momento de nuestras vidas: la desobediencia, la traición, la vergüenza, la culpa, el auto-conocimiento, la evasión, la amistad, los reencuentros, el perdón y por supuesto el amor que al final del día es el centro de todo, el sentimiento maestro.

Ahora bien, quizá ustedes se pregunten ¿Qué es el síndrome de Simba?

Pues bien, para mí este síndrome se da cuando sufrimos el encuentro con una verdad que de frente se nos lanza a la cara y el shock es tal que tenemos que huir para poder digerirla – tal como Simba lo hace tras la muerte de su padre, lleno de culpa, remordimiento y sobre todo de una infinita tristeza.

Es que a veces nos pasan cosas que nos sacuden desde el fondo, y no crean que estoy hablando forzosamente de acontecimientos demasiado traumáticos, no, pueden ser las palabras que alguien nos dice, un programa de televisión, la música, o el voltear a examinar nuestra vida y ver que realmente, y para decirlo en el más entendible de los lenguajes: “La hemos regado gacho” (nos hemos equivocado gravemente).

Es entonces cuando muchos de nosotros salimos disparados buscando alejarnos, con nuestro enojo y vergüenza, porque no queremos ni que nos dé el sol.

Reconozco que para mí el hecho de hacer esto es realmente terapéutico, e invariablemente suceden dos cosas. La primera es que de tanto pensar y pensar puedo lograr un pasito más en el auto-conocimiento y me entiendo un poco más a mí misma, y la segunda es que al igual que Simba encuentro mi versión personal de Rafiki que me recuerda quien soy, las cosas que quiero, las cosas que me importan y las cosas que he determinado que guíen mi vida, que en un mundo tan acelerado y loco y por tantas circunstancias ajenas a mí suelo perder de vista más veces de las que quisiera. Y así finalmente logro darme cuenta de hasta dónde he metido la pata.

Durante todo este proceso paso de sentimiento en sentimiento y una parte de mí me alucina, “me cae gorda”, se enoja conmigo, me regaña, etc., etc., mientras la otra analiza las razones y me da consejos, me entiende, me apapacha y me dice que al final del día yo soy lo mejor que tengo y sólo yo puedo tener la fuerza de enderezar las cosas que no están bien, de regresar y ocupar el lugar que me corresponde en el “Círculo de la vida”; que las cosas buenas y malas que hago son experiencias que me hacen mejor persona, más humana, más comprensiva, más tolerante y que la primera persona a la que debo amar, respetar y perdonar es a mí.

Todo este show es lo que yo llamo “El Síndrome de Simba” y ¿saben qué?… he aprendido que siempre, siempre, vale la pena.