¿Cuántas veces has sentido que por más esfuerzo que haces no logras lo que anhelas? ¿Cuántas veces le has “echado muchas ganas” a un proyecto o una idea o a una relación y parece que el mundo conspira en tu contra para que tu deseo no se materialice?
Creo que lo anterior es algo que a todas nos ha sucedido alguna vez. Ponemos el 100% de nuestra dedicación y energía en lo que sentimos es el mejor plan para nosotras y simplemente no se da.
¿Por qué sucede esto si yo siempre he dicho que cada una de nosotras es creadora de su propia vida? ¿Por qué la vida no nos recompensa con el éxito que merecemos cuando ponemos nuestro mejor esfuerzo en lograr nuestros deseos?
La respuesta es muy simple… y no tanto.
Lo que sucede es que no tomamos en cuenta la importancia del ritmo de la vida. Así es, el RITMO de la vida. Esto quiere decir que las cosas no van a suceder a nuestro tiempo o en el tiempo que nosotras decidimos, ya que esto sería como pensar que tú y yo tenemos control sobre la naturaleza.
Estar en sintonía con el ritmo de la vida es aceptar que las cosas fluyen en el momento que DEBEN fluir, ni un minuto antes, ni un minuto después. Y ninguna de nosotras puede controlar eso. Lo que si podemos controlar es nuestra relación con este ritmo, el aceptar que ASI ES y estar en paz con ello.
Esto no quiere decir que debemos dejar de trabajar por lo que deseamos con pasión y entrega, o que deberías tomar la actitud de que las cosas “te pasan” y no que tú las creas.
Porque tu actitud hacia lo que te rodea, hacia los que te rodean y hacia el ritmo de la vida la decides TU MISMA.
Tú decides si perder la paciencia en el proceso de no tener lo que quieres cuando lo quieres y como lo quieres… o tú decides si reconoces que eres parte de un TODO maravilloso que fluye a un ritmo que es simplemente perfecto y que lo que llega o no llega a tu vida es siempre LO MEJOR PARA TI.