Por muy positivas, experimentadas, sabias y tenaces que seamos hay que reconocer que todas pasamos por momentos en que sentimos que “no nos está yendo tan bien como deseamos”.
Quizá estemos pasando por una difícil situación económica, o un momento duro sentimentalmente hablando. O es posible que nos lleguemos a sentir frustradas porque llevamos semanas a dieta y la báscula insiste en no mostrarnos el peso que nosotras esperamos.
Sea cual sea la razón por la cual nos sentimos mal con nosotras mismas en cualquier momento dado, el origen de ese sentimiento generalmente se basa en la esperanza de algo que no sucedió y que nos ha llevado a la decepción.
Porque la expectativa es el camino más corto a la desilusión.
Cuando basamos nuestra felicidad en esperar que sean otros los que nos la proporcionen, o cuando nos fijamos metas absurdas y difíciles de alcanzar en la esperanza de que suceda un milagro, lo que invariablemente sucede es que terminamos sintiéndonos mal con nosotras mismas.
A mí me sucede seguido que me encuentro sintiendo mucha tristeza cuando las cosas no suceden como a mí me habría gustado. Soy muy apasionada, por lo que pongo el 100% de mí en los proyectos en los que me involucro esperando que siempre sean un éxito. Eso es precisamente lo que motiva mi entrega. Pero la realidad es que muchas veces no es así: hay proyectos exitosos y otros que no lo son.
Es normal sentir algo de tristeza cuando las cosas no salen como uno lo espera, ya que la tristeza es la emoción con la que decimos adiós a las situaciones y personas que ya no forman parte de nuestra vida. Y cuando un proyecto o una relación no funcionan es muy absurdo quedarse atada a ellos, ¡hay que decirles adiós para así poder iniciar nuevos planes en nuestra vida!
Pero no te quedes estancada en esa tristeza. Mejor aprende de la experiencia y úsala para analizar el porqué del origen de tu expectativa, y por consecuencia de tu desilusión:
- Si estas esperando que sea otra persona la que reaccione como tú quieres que lo haga y eso es lo que te ha desilusionado, entonces ¡recupera ese poder que le has dado para regir tus sentimientos y hazte dueña nuevamente de tu propia felicidad!
- Si lo que sucede es que te has puesto metas casi inalcanzables, entonces se un poco más generosa contigo misma: reajusta tus objetivos y ¡date crédito por lo que has logrado en el intento!
Recuerda que la vida nos da la oportunidad de experimentarnos como seres felices o desdichados, y la elección de una u otra experiencia es totalmente nuestra.