¿Qué hacer cuando te sientes mal contigo misma?

Por muy positivas, experimentadas, sabias y tenaces que seamos hay que reconocer que todas pasamos por momentos en que sentimos que “no nos está yendo tan bien como deseamos”.

Quizá estemos pasando por una difícil situación económica, o un momento duro sentimentalmente hablando.  O es posible que nos lleguemos a sentir frustradas porque llevamos semanas a dieta y la báscula insiste en no mostrarnos el peso que nosotras esperamos.

Sea cual sea la razón por la cual nos sentimos mal con nosotras mismas en cualquier momento dado, el origen de ese sentimiento generalmente se basa en la esperanza de algo que no sucedió y que nos ha llevado a la decepción.

Porque la expectativa es el camino más corto a la desilusión.

Cuando basamos nuestra felicidad en esperar que sean otros los que nos la proporcionen, o cuando nos fijamos metas absurdas y difíciles de alcanzar en la esperanza de que suceda un milagro, lo que invariablemente sucede es que terminamos sintiéndonos mal con nosotras mismas.

A mí me sucede seguido que me encuentro sintiendo mucha tristeza cuando las cosas no suceden como a mí me habría gustado.  Soy muy apasionada, por lo que pongo el 100% de mí en los proyectos en los que  me involucro esperando que siempre sean un éxito.  Eso es precisamente lo que motiva mi entrega.  Pero la realidad es que muchas veces no es así: hay proyectos exitosos y otros que no lo son.

Es normal sentir algo de tristeza cuando las cosas no salen como uno lo espera, ya que la tristeza es la emoción con la que decimos adiós a las situaciones y personas que ya no forman parte de nuestra vida.  Y cuando un proyecto o una relación no funcionan es muy absurdo quedarse atada a ellos, ¡hay que decirles adiós para así poder iniciar nuevos planes en nuestra vida!

Pero no te quedes estancada en esa tristeza.  Mejor aprende de la experiencia y úsala para analizar el porqué del origen de tu expectativa, y por consecuencia de tu desilusión:

  • Si estas esperando que sea otra persona la que reaccione como tú quieres que lo haga y eso es lo que te ha desilusionado, entonces ¡recupera ese poder que le has dado para regir tus sentimientos y hazte dueña nuevamente de tu propia felicidad!
  • Si lo que sucede es que te has puesto metas casi inalcanzables, entonces se un poco más generosa contigo misma: reajusta tus objetivos y ¡date crédito por lo que has logrado en el intento!

Recuerda que la vida nos da la oportunidad de experimentarnos como seres felices o desdichados, y la elección de una u otra experiencia es totalmente nuestra.

5 razones para perdonar

El perdonar es una de las acciones que más trabajo nos cuesta a la mayoría de las personas, y como mujeres de 40YMAS lamentablemente muchas insistimos en acarrear en nuestro corazón resentimientos por cosas que sucedieron hace ya mucho tiempo.

Para poder crecer como mujeres y realmente convertirnos en una mejor versión de nosotras mismas cada día, el aprender a perdonar es indispensable.

Por eso hoy comparto contigo cinco razones que espero te ayuden a dejar ir cualquier rencor que te esté impidiendo ser completamente feliz:

1. El perdón abre nuestro corazón al amor por nosotras mismas.  Si no perdonas a los demás, tampoco podrás perdonarte a ti misma.

2. Los resentimientos son como los barrotes de una prisión.  Es imposible sentirte sana y ser libre cuando insistes en vivir atada a tu pasado.

3. El resentimiento es como tragarse diariamente una cucharadita de veneno. Se va acumulando y termina por dañarte tarde o temprano.

4. La persona que te lastimo estaba haciendo lo mejor que podía en ese momento.  Quizá su acción fue incomprensible y dolorosa para ti, pero esa persona actuó conforme a su limitado entendimiento y a su conciencia condicionada.

5. Lo que enviamos al mundo, éste nos lo devuelve. Siempre.

Perdonar es como romper cadenas y aceptar que todo está en nuestro pasado.  El incidente que te hirió ya pasó, y quizá ya hace mucho tiempo.

Por eso te invito a dejar el pasado en donde está.  A dejar en paz todo lo que paso en fechas atrás.

¡Permítete vivir sin rencores, enfocada en el presente y visualizándote como una versión más feliz de ti misma en el futuro!

¿Cómo descargas tus tensiones?

Actualmente vivo a pocos kilómetros de los volcanes Popocatepetl e Iztaccihuatl.  Esos guardianes del Valle de México que imponen con su belleza y grandeza.

Esta última semana el Popocatepetl, al que se le conoce cariñosamente como “El Popo” o “Don Goyo” ha estado lanzando cenizas y hasta lava volcánica, recordándonos a los que lo tenemos cerca que la Tierra es un SER vivo igual que nosotras.

La Tierra tiene su propio mecanismo para descargar sus tensiones.  En este caso ha estado haciendo erupción a través de un volcán, pero igualmente escuchamos de temblores, tsunamis y otros fenómenos naturales que no son otra cosa que la misma Tierra acomodando su energía.

¿Y tu como acomodas tu propia energía?

Como mujeres de 40 y más hemos crecido escuchando que “las niñas bonitas no se enojan” y que “calladitas nos vemos más bonitas”.  Lo cual hemos tomado como una instrucción de nunca demostrar nuestros sentimientos y guardar dentro de nosotras todas esas emociones de enojo y tristeza en lugar de exteriorizarlas.

El problema con esto es que cuando nos enfrentamos a un contratiempo y no expresamos nuestra ira o nuestra angustia, estas se acumulan dentro de nosotras hasta que un día explotamos en un ataque de rabia o depresión que no solo nos lastima a nosotras sino que también a personas que nada tienen que ver con la razón original de nuestro sentimiento.  Es como si El Popo en lugar de estar arrojando cenizas hiciera una erupción violenta.

La solución está en aprender a identificar esos sentimientos y a  sacarlos de nuestro sistema de una manera que nos ayude y no afecte a los demás.  Si sientes muchas ganas de gritar o llorar por alguna razón, no te lo guardes.  Busca un sitio en donde lo puedas hacer a solas y totalmente.  En el proceso aprende a reconocer como fluye la energía de ese enojo o tristeza en tu cuerpo, como se manifiesta y como se siente, para que así la puedas canalizar como tú lo desees, sin lastimar a nadie.

Es necesario “vaciarnos” de esas tensiones que llevamos acumuladas dentro.  Dejarlas salir de una manera que nos ayude a conocernos mejor a nosotras mismas y a crecer como mujeres felices.

Finalmente a eso venimos a este mundo: ¡a ser felices y a vivir en armonía con todos los seres que nos rodean!

Todo pasa por algo

¿Cuántas de nosotras crecimos viviendo sorprendidas de las muchas casualidades que se cruzaban en nuestro camino?  Estábamos seguras de que todo lo que nos sucedía o dejaba de suceder era obra del destino.

Si nos topábamos con el chico que nos gustaba en el cine jurábamos que era porque ese día nos habíamos puesto nuestro suéter de la buena suerte.  Si no nos invitaban a una fiesta seguramente era porque estábamos pasando una racha de mala suerte.

En lo personal, desde que soy una mujer de 40ymas, he aprendido que las casualidades no existen y la buena o mala suerte ¡menos!  Sé conscientemente que todo, absolutamente todo, tiene una razón de ser aunque la mayoría de las veces no sea evidente.

Cada evento, cada persona, y cada situación son las piezas que forman parte de un gran rompecabezas que se llama vida.  Algunos de estos eventos y personas nos llegan a afectar negativamente en su momento, pero hay una razón por la cual se están presentando en nuestro camino, y pueden pasar años antes de que sea obvio el porqué.

Otras personas pasan tan solo por un instante por nuestras vidas tocándonos el corazón.  Estos son los ángeles que nos ayudan a encontrar nuestra propia luz y que, como en la historia que comparto a continuación, es una verdadera bendición cuando la existencia nos da la oportunidad de regresarles un poco de lo mucho que de ellos recibimos.

El vaso de leche

Un joven que pagaba sus estudios trabajando como vendedor ambulante sentía hambre pero no tenía dinero para almorzar. Decidió vencer la vergüenza que le daba mendigar y se armó de valor para pedir algo de comer en la próxima puerta que tocase.  No obstante, se sintió muy nervioso cuando una hermosa joven le abrió la puerta.  En lugar de pedir comida pidió solo un vaso de agua.

Ella, sin embargo, se apiadó de él y le trajo un vaso de leche.  El se lo tomó tímidamente y preguntó, “¿Cuánto le debo?”. – “No me debe nada,” respondió ella. “Mi madre nos enseñó a nunca aceptar pago por hacer un favor.” “Entonces le agradezco de corazón.”, respondió el joven.

El joven, de nombre Howard  Kelly, se fue de aquella casa no solo sintiéndose fortalecido en su cuerpo sino también en su fe en Dios y en la humanidad.  Antes del incidente estaba pensando en darse por vencido y renunciar.

Muchos años más tarde aquella joven, ya mayor, se enfermó gravemente.  Los doctores locales estaban muy preocupados.  Finalmente la enviaron al hospital de una gran ciudad donde practicaba un famoso especialista en aquella enfermedad.

Cuando el médico se dio cuenta del nombre de su nueva paciente y del pueblo de procedencia, inmediatamente se levantó y fue a verla.  La reconoció inmediatamente. Volvió a su oficina resuelto a hacer todo lo posible para salvar su vida. La lucha fue larga pero la señora se salvó.

Por su parte la señora se sentía muy preocupada sabiendo que el precio de su estancia en el hospital sería astronómico. Sin que ella supiese, el doctor dio órdenes para que le pasaran a él la cuenta del hospital.  Después de examinarla escribió un mensaje al pie del documento antes de que fuese enviado a la señora.

Ella abrió aquella cuenta con gran temor, pensando que pasaría el resto de sus días pagándola.  Finalmente se atrevió a mirar y cuál fue su asombro cuando leyó al pie de la lista de enormes cifras:

Pagado por completo hace muchos años con un vaso de leche

Firmado: Dr. Howard A. Kelly.

Esta es una historia de la vida real.  El Dr. Howard A. Kelly fue un cirujano de ascendencia irlandesa que nació en EEUU en 1858 y murió en 1943.  Es un reconocido pionero de la medicina moderna y el fundador de la especialidad de ginecología y obstetricia.

Si el Dr. Kelly no hubiera disfrutado de la generosidad de esa bella mujer, probablemente se habría dado por vencido, renunciando a su sueño de ser médico.

Hoy te invito a que, como el Dr. Kelly, intentes identificar a esas personas que han tocado tu vida de una manera significativa en algún momento y te des la oportunidad de agradecerles de corazón el que lo hayan hecho.

¡Demos gracias hoy y ahora por esos “vasos de leche” que ayudan a transformarnos de lo que somos en lo que deseamos SER!