Hay que reconocerlo: cuando una tiene más de 40 años de edad la mayor parte de nuestra vida se conforma de hábitos y costumbres.
Nos hemos acostumbrado a hacer las cosas de la misma manera desde hace muchos años y el romper con aquellos hábitos que nos hacen daño y reemplazarlos por hábitos que son buenos para nosotras es un proceso que puede parecernos difícil.
Porque finalmente los hábitos, buenos o malos, son lo que hacen que seamos quienes somos. La clave está en saber controlarlos: si aprendemos a controlar nuestros malos hábitos, entonces cualquier cambio que logremos en éstos, por pequeño que sea, puede traer como resultado grandes e importantes mejorías en nuestra vida.
Si estas buscando cambiar algún aspecto de tu vida como puede ser el mejorar tu dieta, comenzar a hacer ejercicio regularmente, ver menos televisión, optimizar tu rutina en el trabajo o en las labores del hogar, entonces estos consejos te pueden ser útiles para comenzar a cambiar esos malos hábitos por buenos hábitos:
Adopta la regla de los 30 días
Esta regla dice que si te concentras en un solo cambio durante 30 días tendrás el tiempo necesario para acondicionarte al hábito nuevo. Un mes es mas que suficiente para programar tu mente a trabajar en automático y a convertir una nueva opción de vida en un hábito positivo que sea parte de tu rutina.
Rompe con un solo hábito a la vez
Un mes puede parecer una eternidad para estar enfocada en romper solamente un mal hábito, pero el tratar de cambiar más de un hábito a la vez puede hacerte sentir abrumada y resultar en el fracaso.
Reemplaza tus necesidades
¿Qué sucede si de repente le quitas el motor a un automóvil? Este dejará de funcionar. Lo mismo sucede cuando dejas un hábito que tienes muy arraigado y no reemplazas la necesidad que éste cubre de otra manera. Si, por ejemplo, quieres romper el hábito de comer galletas o golosinas entre comidas, entonces debes encontrar algo que reemplace esa necesidad como podría ser comer una fruta o tomar una taza de té verde.
Escribe
No hagas compromisos mentales contigo misma: mejor escríbelos en un papel. Esto te ayudará de dos maneras. En primer lugar, te ayudará a aclarar y a definir en términos concretos lo que el cambio de hábito significa para ti. En segundo lugar, te mantendrá comprometida ya que es más fácil deshacerse de un pensamiento que de una promesa que ha sido escrita con tu puño y letra.
No te compliques la vida
Un cambio de hábito debe involucrar una o dos reglas – y no una docena. El comenzar a hacer ejercicio treinta minutos al día es más fácil de seguir que el comenzar a hacer ejercicio “los martes haciendo yoga, los miércoles andando en bicicleta y los viernes tomando clases de natación, excepto cuando este lloviendo en cuyo caso…” Recuerda que las reglas simples crean buenos hábitos, ¡las reglas complicadas solo crean dolores de cabeza!