La luna me hechiza, me encanta, me identifica.
Y cuando es luna llena el encanto se multiplica por mil.
Este es un sentimiento que muchas mujeres compartimos. ¿Pero por qué?
¿Por qué ese encanto por la luna, sobre todo cuando es luna llena como lo fue anoche?
Porque la luna representa la energía femenina: la energía de la intuición, la creatividad, la suavidad, la compasión, la sutilidad, la sinceridad… por eso nos identificamos tanto con ella.
Porque como mujeres estamos alineadas fisiológicamente a su ciclo de 28 días.
La luna representa la energía del SER.
El sol representa la energía masculina: la fortaleza física, el ímpetu, la racionalidad, la lógica… todas esas cualidades que han regido nuestro mundo por siglos.
El sol representa la energía del HACER.
Todos los seres humanos tenemos las dos energías en nuestro ser: la femenina y la masculina. Desafortunadamente desde hace muchísimo tiempo, tanto hombres como mujeres nos hemos olvidado de nuestra parte femenina y le hemos dado más importancia a la energía masculina. Sobre todo en los países de occidente.
Pero la naturaleza es sabia y nos recuerda cada día y cada noche que la perfección está en el BALANCE. Nos regala el día y la noche con la presencia equilibrada del sol y la luna para que no olvidemos que somos seres íntegros.
Como mujeres tenemos el poder de fomentar nuestras cualidades femeninas, de no olvidarlas, de no convertirnos en hombres en el proceso de crearnos espacios en este mundo eternamente cambiante.
La luna llega cada noche con su luz, su majestuosidad y su belleza a darnos su mensaje: tú eres hermosa, tú eres fuerte, tú eres sensible, tú eres energía, tu eres mujer…