¿Con cuántas personas de tu pasado te has reconectado o has conocido en los últimos meses gracias a las redes sociales? ¿Decenas… o cientos quizás?
¿Y cuántas de esas personas has sentido que en algún momento, sin conocerte realmente, te han criticado o juzgado por algo que hiciste o dijiste?
En lo personal, creo que las redes sociales son una maravilla. Gracias a ellas he podido mantener el contacto con amigos y familia esparcidos por el mundo. ¡Gracias a Facebook, Twitter y YouTube es que 40YMAS es la comunidad tan maravillosa que es el día de hoy!
Pero también es una realidad que el compartir nuestros pensamientos, historias y vivencias en internet nos hace vulnerables a las críticas y juicios de los demás. Muchas personas lamentablemente sienten que el internet, el chat y los servicios de mensajes les brinda una plataforma ideal para ofender a los demás y después “huir” usando las opciones de borrar o bloquear al ofendido antes de que éste tenga la oportunidad de reaccionar.
¿Lo anterior te suena familiar?
Creo firmemente que la solución no está en desconectarse del mundo, sino en ser más selectivas sobre con quién compartimos los detalles de nuestra vida, cómo los compartimos y, sobretodo, cómo decidimos lidiar con las críticas cuándo éstas se llegan a presentar… por qué gente juiciosa siempre habrá en nuestro camino.
Cuando alguien que te ama realmente te quiere ayudar a convertirte en una mejor versión de ti misma, nunca te ofrecerá una crítica con la intención de lastimarte. Las criticas pueden ser dolorosas, pero cuando se dicen con verdadero amor éstas son compartidas para mostrarte lo que PUEDES y no lo que DEBES hacer con tu vida. ¡Una crítica constructiva es la que te ayuda a empoderarte!
Cualquier otra crítica que no te sirva realmente para crecer y convertirte en la mujer que TU deseas ser, son problema de la otra persona. Son un reflejo de sus expectativas sobre ti, no de tus expectativas sobre ti misma.
Por eso cuando otra persona decida decirte que no eres la persona que ellos desean que tú seas a través de una crítica lastimosa, recuerda que la única persona que tiene el derecho de decidir tu propio valor eres TU MISMA.