Las dos palomitas azules

Si eres usuaria de WhatsApp sabes exactamente a lo que me refiero; si no, te explico con gusto que la famosa aplicación de chat te indica cuando la otra persona ya leyó tu mensaje con dos palomitas azules.

Mientras tu último mensaje sea un “hablamos luego” o “adiós” o algo similar, es de esperar que la conversación termine en las dichosas palomitas azules y no hay problema. La molestia surge cuando contactas a alguien para preguntarle algo, o charlar, compartir algo, ver cómo se encuentra, o cualquier otro asunto, y pasan varios minutos, u horas o días de que el mensaje fue leído y no recibes respuesta alguna.

Dicen por ahí que cuando alguien te ignora o te rechaza tu cuerpo produce la misma reacción química que cuando te haces una herida física. Y muchas mujeres sentimos que alguien nos “deje en dos palomitas azules” es una clara forma de rechazo.

El rechazo, en todas sus formas, es indudablemente doloroso, pero creo que lo importante es aprender de la experiencia y no permitir que te defina. El secreto es poner cada situación en perspectiva y no generalizar. Si por ejemplo experimentas un rechazo que está relacionado con una oferta laboral, no te declares a ti misma incompetente. O si se trata de un rechazo de una persona con la que tienes un interés personal, no concluyas que no sirves para tener relaciones amorosas.

La opinión del que te rechaza es SUYA, y nada tiene que ver con quien tú eres. Recuerda que lo que los demás piensan de ti solo es verdad si tú permites que así lo sea.

Mi invitación es que la próxima vez que te sientas ignorada o rechazada te preguntes “¿para qué está sucediendo esto y qué puedo aprender de esta situación?” De esa manera en lugar de solo tolerar el dolor que la experiencia te pueda causar, mejor usas la oportunidad para seguir creciendo como persona.

Al fin de cuentas “las dos palomitas” pueden ser buenas maestras, ya que nos indican las relaciones o conversaciones que sí vale la pena seguir fomentando y cuales es mejor dejar de lado porque no las necesitamos ya que no nos sirven para ser felices.

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