¿Te has dado cuenta alguna vez que lo que sucede cuando vuelas en un avión es muy similar a lo que sucede cuando estás pasando por un momento difícil en tu vida?
Un avión llega a alcanzar velocidades cercanas a los 900 kilómetros por hora, es decir, se mueve extremadamente rápido. Si pudieras viajar sentada en una de sus alas, seguramente el ruido, el frío y la sensación de movimiento a esa velocidad y a esa altura serían insoportables. ¡Sería como vivir en una constante turbulencia a 30 mil pies de altura!
Por otro lado, sentada dentro del avión, en un vuelo sin contratiempos, la sensación puede ser de absoluta tranquilidad. Casi no se siente el movimiento y puedes descansar o pasar un momento bastante pacífico sin sentir molestia alguna.
Lo anterior se parece mucho a lo que puedes experimentar cuando pasas por un momento de cambio en tu vida. Realmente todo depende de si decides enfocarte en tu mundo exterior o en tu mundo interior.
Cuando te enfocas solamente en tu mundo exterior, en tu mente, en el “¿qué dirán?”, el “¿qué pasará?” y en los “¿por qué?”, un cambio o un problema puede percibirse como un acontecimiento que, por llegar veloz y repentinamente a tu vida, se encuentra fuera de tu control.
Pero cuando decides conectarte con tu mundo interior, con tu paz interior, con tu corazón, con esa mujer que TU eres (y no con la mujer que el mundo TE DICE que eres), te puedes enfrentar a los cambios o situaciones duras que se presentan en tu vida con mucha más tranquilidad, sabiendo que tú decides el efecto que esa situación tendrá en tu presente y en tu futuro.
Como en un avión, nosotras no somos el piloto de la nave. Simplemente somos pasajeras que confiamos en que el destino, el Universo, Dios, la vida, el Creador, la Creadora (o como tú le llames a la fuente creadora de los que ERES) nos está llevando justamente a donde debemos estar, cuando debemos estarlo.
Nuestro trabajo no es elegir el destino, sino el lugar que deseamos en ese viaje.
El lugar puede ser dentro del avión; o dentro del avión observando por la ventanilla lo que sucede afuera sin que esto te afecte; o sentada sobre el ala del avión sufriendo el frío y la turbulencia.
Por eso te invito a que la próxima vez que se presente un momento turbulento en tu vida, reflexiones sobre cómo decides afrontarlo:
¿Enfocada en lo que te dice tu mente y en lo que te dicen los demás? ó…
¿Siguiendo lo que te dice tu corazón sabiendo que todo tiene una razón de SER y que es tu decisión si sufres o aprendes de ese momento?
Gracias por ese bello mensaje, precisamente ahora que estoy viviendo un cambio fuerte en mi vida! Dios te bendice por transmitir este tipo de pensamientos a todas nosotras tus seguidoras!