¡Atrévete a cambiar!

Todo, absolutamente todo en este mundo se encuentra en constante movimiento y en un proceso de cambio continuo: nuestras relaciones, nuestro cuerpo, nuestro trabajo…

Si algo no cambia es simple y sencillamente porque está muerto.

Hasta aquello que consideramos del mundo material tarde o temprano muestra señales de cambio: las paredes de una casa comienzan a llenarse de grietas, los tornillos de la podadora de césped se oxidan, la tela de las cortinas cambia de color debido al sol…

Si el cambiar es un proceso natural, entonces ¿por qué a veces nos es tan difícil aceptar los cambios en nuestra vida?

La respuesta se encuentra dentro de cada una de nosotras, ya que en el proceso de crear nuestras propias vidas:

(1) somos nosotras mismas las que hacemos que los cambios se presenten en nuestro camino, y

(2) somos nosotras mismas las que elegimos como vivirlos.

Así es, cada una es creadora de su propia vida y cada experiencia la vivimos de acuerdo a como escogemos vivirla.  Somos seres dotados de algo maravilloso que se llama libre albedrío, lo cual significa que gozamos con el poder de decidir cómo nos relacionamos con cada situación: ¿Con miedo? ¿Con angustia? ¿Con celos? ¿Con enojo? ¿Con alegría? ¿Con amor?

Por eso te invito a preguntarte a ti misma no si habrán cambios en tu vida, sino QUE TIPO DE CAMBIOS habran en tu vida y como eliges vivirlos.

Y en esa reflexión las dejo con un anuncio de Saga Falabella, que aunque no es nuevo, ilustra maravillosamente bien el mensaje que comparto con ustedes el día de hoy:

¡Atrévete a cambiar!

Hay que arrimar el alma

Hoy comprobé dos cosas fascinantes:

1. Que la inspiración que nos invita a vivir felices y en amor se encuentra en todas partes, pero depende de nosotras el elegir abrir o no nuestros corazones y nuestros oídos para escuchar y recibir el mensaje.

2. Que después de los 40 años de edad esta clarísimo que apreciamos la vida de una manera muy distinta a como lo veníamos haciendo hasta ahora, y tenemos la experiencia y sensibilidad suficientes para escuchar la inspiración que nos llega de formas diversas: en un bello atardecer, en la sonrisa de un niño, en la letra de una canción…

Probablemente muchas de ustedes, mujeres de más de 40, conocen al cantante mexicano Emmanuel quien se hizo particularmente famoso en la década de los 80s con canciones como “Tú y yo”, “Seguía lloviendo afuera” y “Quiero dormir cansado”.

Una de las canciones más famosas de Emmanuel es “Hay que arrimar el alma” del famoso compositor español Manuel Alejandro, la cual yo no había escuchado desde hace más de 20 años – hasta hoy.  La debo de haber oído infinidad de veces cuando era una adolescente, pero nunca la escuché realmente, y hoy que lo hice me conmovió.

Me emocioné al escuchar esa voz tan familiar y que me trae tan bonitos recuerdos de mi adolescencia diciéndome eso que dentro de mi sé muy bien pero que en medio del “drama” que a veces insisto inconscientemente en hacer de mi vida es fácil olvidar: para experimentar el amor, pero amor del bueno, ese que sale de lo más profundo de nosotras, ese que no tiene límites ni restricciones, ese que llena nuestra vida entera… simplemente HAY QUE ARRIMAR EL ALMA.

¡Sí, el ALMA! Todo, absolutamente todo lo que representa el amor esta en nuestra alma, ya que el alma contiene nuestra esencia pura que es la del amor.

El amor que es libre y puro: el amor de pareja, el amor a nosotras mismas, el amor a nuestros hijos y nuestros padres, el amor a nuestros amigos, el amor a los demás, el amor a la naturaleza.

Es el alma quien nos inspira a tener pensamientos y a actuar de una manera que nos hace expresar y experimentar el amor.  Si solamente PENSAMOS en amor y HACEMOS cosas para sentir amor no es suficiente: el amor es un estado del SER, no del HACER.

El mensaje está ahí. ¿Quién quiere escucharlo?

Detrás de un gran hombre siempre hay…¡una GRAN mujer!

Hay un chiste que está haciendo las rondas en el mundo virtual del internet que va más o menos así:

“En una ocasión, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, salió a cenar con su esposa Michelle y, como deseaban hacer algo diferente y salir de la rutina, llegaron a un restaurante no muy lujoso.

Cuando estaban sentados en la mesa del restaurante, el dueño del mismo se les acercó y pidió de favor a los guardaespaldas que le permitieran saludar a la esposa del presidente, y así lo hizo.  Al retirarse el dueño del restaurante, Obama le preguntó a Michelle: ¿Cuál es el interés de este hombre en saludarte?

A lo que Michelle le respondió: Lo que pasa es que en mi adolescencia este hombre estuvo muy enamorado de mí por mucho tiempo.

Entonces Obama le dijo: ¡Ahhh, eso quiere decir que si te hubieras casado con él, hoy día serías la dueña de este restaurante!

Michelle muy atinadamente le contestó: No… Si yo me hubiera casado con este hombre, hoy ÉL sería el presidente de los Estados Unidos.”

Una historia muy simpática que por un lado nos hace reír, pero por el otro nos invita a la reflexión sobre el papel que realmente tenemos, o no, las mujeres en el éxito de nuestras parejas.

¿Es cierto que, como dice el dicho, detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer?

En realidad todas las mujeres, con o sin pareja, somos grandiosas.  Algunas lo sabemos y algunas hemos optado, desafortunadamente, por ignorarlo.

Todas somos motivo de inspiración a los que nos rodean, y para celebrar este hecho hoy les presento un video con 15 mujeres que en diferentes épocas han sido las musas, la motivación y el pilar emocional del mismo número de hombres que la historia ha designado como grandes.

Algunas de estas mujeres murieron jóvenes, otras no tanto pero sí antes que sus maridos, algunas sobrevivieron a sus parejas continuando y engrandeciendo su legado, varias fueron esposas de estos en segundas o terceras nupcias, y estoy casi segura que nunca habías oído hablar de la mayoría de ellas.

Lo más inspirador es que todas, absolutamente todas han sido mujeres que por sí mismas tienen todas las cualidades para ser calificadas como mujeres notables y dignas de reconocimiento.

¡Espero que encuentres interesante el video!

Visita 40ymasTV para ver este y todos los videos de 40ymas.com.

Tu voz: La amistad a los 40ymás

Amistad, divino tesoro.

Algo que a la mayoría de las mujeres nos sucede después de los 40 es que nos damos cuenta de que la vida es cambio.

Todo, absolutamente todo lo que se encuentra vivo, está sujeto a constantes cambios.  Si algo no cambia continuamente es simple y sencillamente porque está muerto.

Uno de los terrenos en los que notamos cambios infalibles cuando llegamos a los cuarenta es en el de nuestras relaciones, tanto con nuestra familia como con nuestros amigos.  A esta edad redefinimos lo que el amor y la amistad significan para nosotras y experimentamos nuestras relaciones desde una perspectiva diferente.

Hoy tengo el gusto enorme de compartir con ustedes un artículo de Lilyán de la Vega sobre precisamente este tema.

Lilyán es escritora independiente, periodista por vocación y traductora profesional.  Es feminista y ecologista por convicción, y una apasionada bloguera. En abril del 2008 creó su primer blog, “Los cuarenta y sus alrededores”, para hablar sobre la experiencia de entrar en su cuarta década de vida. Le encanta la blogósfera y cuenta, entre sus blogs consentidos, con algunos de poesía. En la actualidad trabaja en su primera novela para niñas y en un libro de poemas. Es mamá desde hace 10 años y lo fue por segunda vez ¡hace apenas 3!

Te amo

Por: Lilyán de la Vega

Tener un amigo es una gran bendición y un privilegio. Y es en esta etapa de mi vida que yo he sentido con más intensidad que nunca la importancia, el valor de la presencia de los amigos en mi camino.

En estos días, he estado reflexionando con varios amigos al respecto del sentimiento tan especial que se da entre nosotros. Y llegué a la conclusión de que lo que siento por mis amigos es amor. Suena obvio, pero no lo es tanto. Resulta que solemos hacer una distinción a la hora de expresar el cariño a un amigo o a una pareja. Al primero le decimos te quiero, al segundo, te amo. Y una de las conclusiones a las que llegamos en estas reflexiones fue que el único sentimiento que existe entre dos seres humanos con un vínculo especial de cuidado, de cariño, de atención, de presencia, de gratitud… es el amor.  Aplica sólo el te amo, el te quiero, se queda tibio.

Si hay un vínculo positivo, hay amor. Si el vínculo es inexistente o se está creando, o es ambiguo, entonces no hay amor, todavía… y entonces aplica el te quiero; pero se me ocurre que aplica en su sentido literal… te quiero como cuando queremos adquirir algo, que en este caso es amor por el otro. Te quiero es como decir te quiero amar… aunque aún no lo haga.

Cada vez me convenzo más de lo mucho que me gusta este barrio. Aprendo tanto, disfruto tanto, me “caen tantos veintes”, se derrumban tantos velos antes mis ojos. Es increíble estar en los 40. ¡Doy gracias de estarlos experimentando!

En este tema por ejemplo, es la primera vez que me pasa. Antes, para mi, amar era sinónimo de sufrimiento… el amor dolía. Y bueno, el gozo de amar y ser amado, bien valía la pena el costo del sufrimiento (¡Qué pensamiento tan limitante!) En estos tiempos, sin embargo, estoy experimentando algo distinto. Estoy viviendo lo que es amar sin que duela… ¡qué maravilla! Y no lo estoy viviendo con una pareja, sino con amigos.

Pensando mucho en ello, llegué a mi conclusión: el amor que sentimos por un amigo es tan puro, porque no está contaminado por otros elementos que se asocian e introyectan cuando hablamos de parejas.  A saber: posesividad, celos, exclusividad, dependencia, y todo tipo de intereses.

Con un amigo, hay la profundiad e intimidad suficiente como para generar un genuino sentimiento de amor, sin esas otras variantes que suelen contaminarlo. Es un amor más gozoso, más transparente. ¡Es tan nutricio!

Y no digo que todas las amistades sean así (ni que todas las relaciones de pareja tengan esa limitante). Los seres humanos somos capaces de experimentar la amistad desde emociones tan perturbadas como las que describí que se asocian al amor de pareja, y por supuesto, también somos capaces de experimentar el verdadero amor en pareja, pero creo que ambos casos son menos comunes de lo deseable.

Ahora, para mi, el reto viene en aprender a relacionarme desde ese lugar con la pareja. Hoy, mirando en retrospectiva, me doy cuenta de lo mal que amé, de lo contaminado que estaba mi amor hacia mis parejas en el pasado. Y pienso que de haber vivido el amor de pareja como hoy vivo el de amigos, mis relaciones habrían sido mucho mejores.

Podría pensar que aprendí tarde. Pero no. Me parece que de no haber vivido todo lo que viví tal y como lo hice, no me habría sido posible aprender las lecciones que aprendí y experimentar otras dimensiones en la forma de amar.