Hablemos de relaciones

¿Qué es una relación sana?La mayoría de las mujeres hemos vivido una vida dedicadas a asegurar la felicidad de la gente con la que nos relacionamos.  Sentimos que es nuestra responsabilidad el que nuestros hijos, nuestros padres y, sobre todo, nuestra pareja sean felices.

¿Pero es realmente NUESTRA responsabilidad el que ELLOS tengan una vida dichosa?

Una relación sentimental sana no se basa en tener el control de la vida de la otra persona, o el poder de decidir si esa persona debe ser feliz o desdichada.  Una relación sana se basa en dejar a la otra persona SER la mejor versión de sí misma, en darle el espacio para crecer como persona y en permitirle ser feliz cuando estas a su lado y también cuando no lo estas.

Esto no quiere decir que la otra persona use la relación para abusar de ti, o lastimarte o herirte de alguna manera. Muy al contrario, quiere decir que la otra persona es responsable de su propia felicidad JUNTO a ti o LEJOS de ti, pero nunca sobre ti o por debajo de ti.

Cuando comienzas a vivir tus relaciones desde un espacio de libertad mutua, en donde no esperas nada de la otra persona y la otra persona no espera nada de ti, entonces te puedes dedicar a usar tu propia luz para ayudar a tus seres queridos a alumbrar su propio camino sin el peso que implica sentir que tú eres responsable de su dicha o desdicha.

¡Porque cada uno de nosotros tiene ya todo lo que necesita para ser feliz!

La importancia de las pausas

Las pausas son necesarias

¿Has sentido alguna vez que por más que le “echas ganas” a un proyecto o a un sueño las cosas simplemente se atoran y no se mueven hacia tu objetivo? ¿Te ha pasado que estas en medio de una relación y de repente sientes que no está sucediendo nada realmente trascendental entre tú y tu pareja?

Este sentimiento de que la vida se ha detenido como si hubieras hecho una pausa en lo que realmente es significativo en para ti es muy normal.  De hecho ¡las pausas son necesarias! 

Seguramente te preguntaras de dónde saco esta afirmación tan contundente… ¿Por qué es que las pausas, conscientes o inconscientes, son indispensables en la vida?

Para llegar a esta respuesta te voy a pedir que pienses en tu canción favorita e intentes escucharla en tu mente.  Si te das cuenta, la música es una combinación de sonidos y silencios o pausas.  Si una canción fuese compuesta solamente de sonidos, ¡se convertiría en un ruido insoportable!

Así como las pausas son necesarias para crear la melodía y el ritmo de la música, lo mismo sucede con nuestra vida.  No todo puede ser “sonido”, no todo puede ser movimiento, acción, proyectos, etc.  Necesitamos tener tiempos de silencio para que los tiempos de actividad realmente tengan esencia, profundidad y significado. Y es precisamente en esos momentos de silencio, de pausa, en donde podemos apreciar hacia donde deseamos llegar con nuestro movimiento.

Es precisamente por esta razón que después de escribir sin parar por casi cinco años,  los últimos dos meses dejé de escribir en este espacio que tanto amo.  No fue por falta de tiempo, o falta de interés o falta de cosas que escribir y compartir.  Fue una pausa consciente, que decidí tomar para poder apreciar desde mi silencio lo que realmente deseo seguir creando para 40YMAS desde lo más profundo de mi ser.

Por eso te invito hoy a no desesperarte cuando llega una pausa en cualquier aspecto de tu vida y que aprendas a usarla para apreciar lo que has logrado y escuchar a tu corazón desde ese silencio.  Porque tu corazón SIEMPRE sabe hacia dónde desea que lleves tu vida.  Tu corazón siempre sabe que es lo mejor para TI.

40ymas el Libro

¡Déjalo ir!

El fin de año, como sucede con cualquier cambio por muy pequeño o grande que sea, es un evento que tradicionalmente invita a la reflexión.

Es la época en la que decidimos nuestros propósitos para el año que comienza en unos pocos días.  Propósitos que, la mayoría de las veces, abandonamos por ahí del mes de febrero sin detenernos ni siquiera a preguntarnos el porqué.

La realidad es que todo lo que nos proponemos hacer con nuestra vida cada año nuevo es totalmente posible de realizar, el problema es que insistimos en arrastrar con nosotras cargas emocionales y mentales del pasado que no nos permiten abrir la puerta a nuevas oportunidades y experiencias.

Por eso es tan importante dejar ir lo que no nos sirve más para llegar a SER realmente felices.

Si observas el calendario, una vez que cambias la hoja del 31 de diciembre al 1 de enero ya no hay vuelta atrás. Por más que quieras ya no va a volver a ser 2013.  La vida pasa y hay que aprender a dejar atrás a las personas y experiencias que ya no son parte de nuestra vida HOY.

Nuestro corazón es como el armario en donde guardamos la ropa.  Si no sacas cada año la ropa que ya no te queda, que ya no te sirve, que ya no te gusta, entonces no tendrás espacio para poner la ropa nueva y linda que te regalan y que te deseas regalar a ti misma.

Deja ir esa experiencia dolorosa a las que te sientes aferrada. Si ya pusiste tu energía y tu amor para tratar de resolverla, entonces es tiempo de dejarla ir. Déjala ir de tu corazón y abre el espacio para que entren nuevas experiencias que te hagan sentir feliz.

Deja ir a esa persona a la que te sientes todavía atada.  Si decidió alejarse de tu vida o si las circunstancias la alejaron, entonces es tiempo de dejarla ir.  Déjala ir de tu corazón y crea el espacio para que entren nuevas personas que te hagan sentir dichosa.

Tú decides si las atas mentalmente a un globo para que se vayan volando por los cielos, o a una piedra para que se hundan en el fondo del océano 🙂 .  La cosa es DEJARLAS IR.

Recuerda siempre que nada se destruye, todo se transforma: ¡de ti depende en que quieres transformar tu vida en este nuevo año que comienza!

Y como dice Gloria Estefan en esta canción que me gusta mucho: “¡Abriendo puertas, cerrando heridas, porque en el año que llega vamos a vivir la vida…!”

¡Las invito a vivir la vida plenamente en el 2014 amigas de 40ymas.com!

¡Suelta las etiquetas!

¡Suelta las etiquetas!“Si tuvieras 10 años menos…”, me dijo hace unos días un  hombre mucho menor que yo, refiriéndose al hecho de que no cumplo con las expectativas en cuanto a la mujer “ideal” desde su punto de vista.

En vez de molestarme, me causó mucha risa, ya que si según el a mí me sobran años, según yo a él le faltan… si según el a mí me sobran centímetros de altura, según yo a él le faltan, y así podría yo hacer una lista eterna de cosas que “a uno le sobran y a el otro le faltan”.

Pero desde que soy una mujer de más de 40, algo importante que he aprendido es a dejar de lado esa manía tan arraigada y absurda que tenemos las personas de etiquetar y catalogar a los demás y a nosotras mismas.

Cuando tenía 33 años y acababa de pasar por un proceso de divorcio, decidí crear una lista de todas las “cualidades” de mi siguiente pareja desde su altura, peso, color, condición social, nivel de inteligencia, religión, empleo, pasatiempos, etc.  Y así me pasaba el tiempo buscando al hombre que cumpliera con todas esas expectativas que yo misma había creado sobre él, sin ni siquiera conocerlo.

Obviamente ese hombre NO existe y nunca existirá.  Porque si algo es seguro es que la expectativa es el camino más corto a la desilusión.

Y eso aplica no solo cuando de pareja sentimental se trata, sino que también aplica a cualquier relación que tengas en tu vida: de pareja, de amistad, de madre, de hija…

Es muy fácil decidir que tu hijo “debe” ser como tú quieres, o que tu padre “debe” actuar como tú actuarías, o que tu jefe “debe” ser como tú serías… pero la realidad es que no es TU papel decidir como “deben” ser o actuar las demás personas.

Lo que sí es tu papel es decidir cómo relacionarte con cada persona de tu vida.  Es tu responsabilidad alejarte de alguien si te está lastimando, así como es tu decisión si prefieres rodearte de personas con las que vibres más alto, seas más feliz y te sientas más en paz.

Por eso te invito hoy a soltar las etiquetas, a abrir tu corazón para que siempre lleguen las mejores experiencias y personas a tu vida, sin importar su edad, o su color de cabello, o su religión…