Como escribí en un artículo reciente, una de las bellezas de ser mujer de más de 40 es que de la misma manera que podemos estar todavía procreando hijos, es también posible que tengamos hijos pequeños, adolescentes y, en muchos casos, recién cumplimos los 40 nos encontramos adaptándonos al papel de abuela jóven.
En esta etapa de nuestras vidas en que nos seguimos viendo y sintiendo estupendamente bien, el título de “abuela” es uno que a muchas mujeres les cuesta trabajo adoptar.
Pero analicémoslo un poco: ¿Qué es lo que en realidad significa ser “la abuela”?
Ser abuela no significa que eres una viejita de bastón y chal, ó que llegó la hora de “pasar la antorcha” a las generaciones más jóvenes y hacerte a un lado. Es simplemente un papel existencial en un mundo transitorio. Es como un título de nobleza que cada vez que lo escuchas deberías de sentirte orgullosa de él.
Recientemente leí una entrevista en la revista Vanity Fair en donde la editora comenzó la descripción de una ex-alcaldesa estadounidense como “una abuela de tres nietos.” Y en un popular concurso de televisión, al presentar al público a una mujer de negocios, el locutor la señaló como “una abuela” antes de comenzar a enumerar sus múltiples títulos profesionales. Creo yo que el objeto de haber definido a estas mujeres antes que nada como abuelas no fue para humillarlas encasillándolas en un papel estereotípico del género femenino, por el contrario, esta identidad de abuelas les da un estatus especial en la sociedad. Cuando te defines como una abuela, piensa que proyectas que tienes raíces en el pasado e influencia en el futuro.
Si te ves y sientes joven y hermosa, no te agobies por ser llamada abuela, sobre todo enfrente de tus nietos. Si te oyen decir que eres demasiado joven para ser abuela, pueden llegar a sentir que no te gusta serlo. Además, ser una abuela joven es divertido. Si tienes la energía para ir al gimnasio 3 ó 4 veces a la semana, innegablemente la tienes para seguirles el paso a tus nietos.
La seguridad que nos da la edad, combinada con el hecho de que ya no eres la madre sino la abuela, también te da un sentimiento adicional de libertad. Ya no tienes que lidiar con el arduo trabajo de educar a tus hijos. Como abuela, ¡tu trabajo es ser divertida y divertirte!
Ha llegado tu oportunidad de hacer lo que te plazca y de complacerte a ti misma. ¿Paracaidismo? ¿Clases de baile de los siete velos? Cualquier locura que se te ocurra es tu límite. Deja que sean ahora tus hijos los que sacudan la cabeza y suspiren por las cosas que se te ocurren, pues es tu momento de vivir la vida a fondo.
Recuerda que el título de abuela es testimonio de que has vivido ya las etapas que generalmente son las más dificultosas de la vida. Ya viste por tu familia y has trabajado duro por ellos durante muchos años. Tienes una vasta experiencia y un conocimiento genuino del mundo. Has cumplido con tu tarea de traer al mundo a las generaciones del futuro. Así que mantén la cabeza en alto: ¡Eres una abuela y debes estar orgullosa de ello!