¡Gimnasta a los 86!

¿Cuántas veces te has oído decir que no puedes hacer algo porque “ya no tienes la edad”?  ¡Espero que no hayan sido muchas y que después de conocer la historia de Johanna Quaas te quedes sin ganas de repetir esa frase en el futuro!

Johanna es una alemana que nació hace nada menos que 86 años y quien cuenta con una musculatura que ya quisiéramos muchas mujeres de la mitad de su edad.  Hace tiempo fue miembro del equipo campeón de hándbol de su país  y no se crean que comenzó a practicar la gimnasia desde niña… ¡Johanna se inició en este deporte a los 30 años de edad!

Actualmente es campeona de gimnasia artística de la categoría “senior” en Alemania y su edad no ha sido un obstáculo para seguir compitiendo con la fuerza y flexibilidad de una chica de 20 años.

Comparto contigo un video de una de sus últimas rutinas y mientras lo ves te invito a reflexionar sobre el hecho de que todos esos obstáculos que creemos que existen en nuestro camino son en realidad creados en nuestra mente y que nosotras mismas decidimos si ignorarlos y seguir disfrutando de esta vida, o si preferimos vivir limitadas por ellos.

¡No ignoremos a la Johanna Quaas que todas llevamos dentro y sigamos firmes en nuestro deseo de seguir desarrollándonos SIEMPRE como mujeres plenas y felices!

Si no puedes ver el video haz clic aquí.

Tu voz: Ser una abuela joven

Como bien dice la canción de Pedro Navajas “La vida te da sorpresas,  sorpresas te da la vida ¡ay Dios!” y una de las mayores sorpresas que muchas mujeres de nuestra edad se llevan es cuando reciben la noticia de que van a convertirse en abuelas.

En mi caso particular, no he tenido esa experiencia y debido a la edad de mi hija creo que todavía me faltan varios años para escuchar a un niñito o una niñita llamándome “abuelita”.

Pero aun así me sentí identificada con el relato de Brigitte Gibbs que comparto hoy con ustedes ya que estoy segura de que si eso me sucediera a esta edad reaccionaría exactamente de la misma manera que lo hizo ella.

Brigitte Gibbs es una amiga de 40ymas que cumple 45 años este mes y que vive en Ecuador. Brigitte, quien se caso hace 26 años y tiene tres hijos y un nieto de tres años, está por comenzar a estudiar la carrera de periodismo.

Ella disfruta mucho escribir sobre situaciones que ha vivido, conversaciones que ha sostenido con alguien o sobre sus recuerdos.  Después de muchos años de búsqueda ha encontrado, ya como mujer de más de 40, su pasión en la escritura.

Estoy segura que muchas amigas de 40ymas se identificaran con su relato sobre qué es lo que significa ser una abuela joven.

Abuela de las cuatro décadas

Por: Brigitte Gibbs

¿Abuela a los cuarenta? No, nunca lo pensé, ni loca, ¡ni en pesadillas! “Que va, yo espero que me llamen abuela después de los 50”, decía yo cuando me preguntaban a qué edad quisiera tener nietos.

Pero como en la vida nada está escrito ni dicho… ¡zaz!, de repente el baldazo de agua fría: “Oiga ma, voy a ser papá.”¿Qué? ¿Cómo dijiste? ¿Con quién? “Con mi novia ma, con quien más va a ser.”¿Y de cuantos meses está? “De dos nomás.”

¡No es posible!  Me pongo a sacar cuentas de cuantos años voy a tener cuando nazca el bebé y resulta que voy a tener 42 bien cumplidos. No, no puede ser… ¿yo abuela a ésta edad? No ha de ser cierto (me digo para mis adentros tratando de consolarme), se habrán confundido de resultado en la clínica. Todavía estoy joven, me siento joven, me veo todavía joven… no, no puede ser que me esté sucediendo esto A MÍ.

¿Tendré que cambiar mi look… mi forma de vestir, de peinarme y de hablar? ¡Creo que estoy más traumada que mi propio hijo!

En fin, me demoré algunos meses para asimilar este acontecimiento que se me venía encima. Mi esposo, apenas supo que iba a ser abuelo, exclamó a gran voz: “¡Tiene que ser un varón!”  Y después  de los nueve meses, ¡varón mismo fue!

El día en que nació Matías le vimos todos los parecidos y no parecidos con el papá y con el abuelo, por supuesto.

Lo que puedo decir ahora cuando me preguntan que se siente ser una abuela de las cuatro décadas es que es como retroceder en el tiempo y volver a ver a tu hijo pequeño con los mismos ademanes, travesuras y gestos; los mismos ojos azules y el pelo dorado;  las mismas gracias y, conforme va creciendo, hasta el mismo tono de voz.

Lo bueno de ser abuela a los 40 es que cuando te encuentras con alguien que no sabe quién es ese niño que te acompaña casi siempre te dicen: “Que lindo su hijito, ¿es su último?” No, como va a creer, imagínese yo de mamá a ésta edad… es mi nieto. De repente ponen cara estupefacta y exclaman: “¡No que va, si usted parece de 35!

Que piropo tan bien dicho, ¡ahora sí que me gustó ser abuela a los 40!

Abuela a los cuarenta y tantos

Abuela jovenComo escribí en un artículo reciente, una de las bellezas de ser mujer de más de 40 es que de la misma manera que podemos estar todavía procreando hijos, es también posible que tengamos hijos pequeños, adolescentes y, en muchos casos, recién cumplimos los 40 nos encontramos adaptándonos al papel de abuela jóven.

En esta etapa de nuestras vidas en que nos seguimos viendo y sintiendo estupendamente bien, el título de “abuela” es uno que a muchas mujeres les cuesta trabajo adoptar.

Pero analicémoslo un poco: ¿Qué es lo que en realidad significa ser “la abuela”?

Ser abuela no significa que eres una viejita de bastón y chal, ó que llegó la hora de “pasar la antorcha” a las generaciones más jóvenes y hacerte a un lado. Es simplemente un papel existencial en un mundo transitorio. Es como un título de nobleza que cada vez que lo escuchas deberías de sentirte orgullosa de él.

Recientemente leí una entrevista en la revista Vanity Fair en donde la editora comenzó la descripción de una ex-alcaldesa estadounidense como “una abuela de tres nietos.” Y en un popular concurso de televisión, al presentar al público a una mujer de negocios, el locutor la señaló como “una abuela” antes de comenzar a enumerar sus múltiples títulos profesionales. Creo yo que el objeto de haber definido a estas mujeres antes que nada como abuelas no fue para humillarlas encasillándolas en un papel estereotípico del género femenino, por el contrario, esta identidad de abuelas les da un estatus especial en la sociedad. Cuando te defines como una abuela, piensa que proyectas que tienes raíces en el pasado e influencia en el futuro.

Si te ves y sientes joven y hermosa, no te agobies por ser llamada abuela, sobre todo enfrente de tus nietos. Si te oyen decir que eres demasiado joven para ser abuela, pueden llegar a sentir que no te gusta serlo. Además, ser una abuela joven es divertido. Si tienes la energía para ir al gimnasio 3 ó 4 veces a la semana, innegablemente la tienes para seguirles el paso a tus nietos.

La seguridad que nos da la edad, combinada con el hecho de que ya no eres la madre sino la abuela, también te da un sentimiento adicional de libertad. Ya no tienes que lidiar con el arduo trabajo de educar a tus hijos. Como abuela, ¡tu trabajo es ser divertida y divertirte!

Ha llegado tu oportunidad de hacer lo que te plazca y de complacerte a ti misma. ¿Paracaidismo? ¿Clases de baile de los siete velos? Cualquier locura que se te ocurra es tu límite. Deja que sean ahora tus hijos los que sacudan la cabeza y suspiren por las cosas que se te ocurren, pues es tu momento de vivir la vida a fondo.

Recuerda que el título de abuela es testimonio de que has vivido ya las etapas que generalmente son las más dificultosas de la vida. Ya viste por tu familia y has trabajado duro por ellos durante muchos años. Tienes una vasta experiencia y un conocimiento genuino del mundo. Has cumplido con tu tarea de traer al mundo a las generaciones del futuro. Así que mantén la cabeza en alto: ¡Eres una abuela y debes estar orgullosa de ello!