“Tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio… ¡y coincidir!” Esta frase pertenece a una canción escrita por Alberto Escobar que siempre me ha gustado mucho pero que hasta ahora, como mujer de más de 40, resuena realmente en mi alma.
Hasta hace no mucho cuando alguien entraba a mi vida, y causaba un impacto en ella, creía realmente que era algo que “me estaba sucediendo”, que era una coincidencia pero en el sentido de que debía ser una casualidad el hecho de que nuestras vidas se hayan cruzado.
Pero ahora sé que no es así. Ahora sé en mi corazón que mi vida siempre va a coincidir con la de personas especiales. Especiales porque están ahí justo en el momento que debe de SER. Ni un minuto antes, ni un minuto después. Coinciden conmigo no porque sea una casualidad, sino una causalidad de la vida. Porque yo tengo algo que aportar en su vida y él o ella tiene algo que contribuir en la mía.
Lo que los demás traen a nuestra vida depende de nosotras. De cómo deseamos enfrentar cada experiencia que compartimos con los demás. De qué forma decidimos dar a cada vivencia en la que nos relacionamos con los que coincidimos en este mágico mundo:
- Porque nosotras tenernos el poder de decidir si queremos basar cada relación en amor o en temor.
- Porque nosotras tenemos el poder de decidir si fomentar una relación o terminarla.
- Porque nosotras tenemos el poder de decidir si el coincidir con alguien precisamente HOY es un regalo de la vida o una maldición.
Por eso te invito a que tomes unos minutos y mires a tu alrededor.
Observa a quienes forman parte de tu mundo en este momento: a tu familia, a tus compañeros de trabajo, a tus amigos, a tus amigas de Facebook, a tu pareja… ¡y permítete vivir plenamente cada una de esas coincidencias que la vida te esta regalando!